Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Cerca de una semana después de haber nacido nuestro hijo, un vecino...

Del número de mayo de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cerca de una semana después de haber nacido nuestro hijo, un vecino de al lado que era médico, nos visitó. Yo acababa de bañar al niño, y mientras lo secaba, nuestro vecino comentó que parecía que el niño tenía un debilitamiento muscular en la parte de la ingle. Indicó que esa condición podía, con el tiempo, reducir la actividad física del niño e impedir su participación en deportes, y que si no lo operábamos podía ser fatal.

Escuchar este presagio me sobresaltó. Entonces, cuando nuestro vecino se fue, oré afirmando que el hombre es la imagen y semejanza de Dios y que la creación de Dios es completa y perfecta. Por espacio de varias semanas, sólo a mi esposo le conté acerca de lo que el médico había dicho. Pero yo oraba. Y continué orando por muchos meses. Durante este tiempo, aunque algunas veces tuve que superar el temor, el niño parecía normal y feliz en todo sentido.

Entonces, cuando nuestro hijo tenía alrededor de dos años, la ingle repentinamente se inflamó. No le era posible retener el alimento y estaba muy decaído. Una noche la condición parecía muy seria. Desalentada y desesperada llamé a mi maestra de Ciencia Cristiana, cuyas oraciones me habían apoyado por varias semanas. Dos cosas de esa conversación telefónica se me quedaron grabadas: el hecho de que en ese momento podía regocijarme al “ver la salvación del Dios nuestro” (Isaías 52:10), y estas palabras de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 514): “Las ideas infinitas de la Mente corren y se recrean. En humildad ascienden las alturas de la santidad”.

Cuando colgué el teléfono parecía haber poco por qué regocijarse. No obstante, decidí reflexionar acerca de las verdades que mi maestra había compartido conmigo. Entonces me senté en una mecedora con el niño en brazos y canté himnos del Himnario de la Ciencia Cristiana que toda mi vida había sabido. Con mis temores apaciguados, la actitud del niño se volvió más normal. Después, empecé a cambiar al niño para acostarlo. Cuando le quité el pañal, vi una pequeña incisión. Pronto la parte de la ingle inflamada drenó completamente, después de esto el niño durmió bien. Al día siguiente o algo así, recobró su apetito y sus fuerzas y estaba contento como de costumbre.

En esa época, tanto mi esposo como yo, ya habíamos recibido instrucción en clase Primaria. Y a medida que nuestra confianza en Dios era más firme, la completa evidencia de curación continuó manifestándose. Cuando nuestro hijo asistía al jardín de infantes, un día, después de la escuela, llegó a casa rebosante con la noticia de que había sido el corredor más rápido de su clase. Más adelante, cuando cursaba el primer año en la escuela secundaria, tuvo que someterse a un examen físico a fin de integrar el grupo de corredores a campo traviesa. Los resultados del examen indicaron que estaba en excelentes condiciones físicas. Está demás decir que la curación ha sido permanente.

Mi abuela supo acerca de la Ciencia Cristiana mediante una curación de hemorroides. Desde aquel momento nuestra familia ha presenciado muchas, muchas pruebas del poder de curación del Amor divino. Espero que este testimonio pueda bendecir a otros así como yo he sido bendecida y sanada a través del estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud.

El artículo diario religioso en el The Christian Science Monitor y los artículos y testimonios en otras publicaciones de la Ciencia Cristiana, son una fuente continua de inspiración y renovación espiritual. Nunca podré estar lo suficientemente agradecida a Dios por la firme resolución de la Sra. Eddy de descubrir una regla exacta para el logro de las obras sanadoras que Cristo Jesús prometió que otros podían hacer, y establecer una organización de iglesia para promover y proteger la curación cristiana genuina.


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1984

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.