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Cómo ve Dios a los niños

Del número de mayo de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿En qué pensamos cuando se toca el tema de los niños? Generalmente en felicidad, curiosidad, inocencia, espontaneidad. ¿Solamente en estas cualidades placenteras? Pero los niños también son traviesos, con frecuencia ruidosos y a veces desobedientes. En algunas circunstancias son víctimas de crueldad extrema.

Alguien comentó una vez que amaba a los niños pero que no les tenía paciencia. ¿Es esto una contradicción inaceptable? Cuando aprendemos a ver a los niños como verdaderas ideas de Dios, los amamos y los cuidamos inteligentemente. Necesitamos hacer una diferencia entre los niños de Dios y los jóvenes mortales indefensos. Todo niño expresa en cierto grado las cualidades otorgadas por Dios. Para ver más allá del cuadro mortal, debemos disociar las características negativas y limitativas de cada niño, y acentuar las buenas, como su única identidad verdadera.

La Sra. Eddy ofrece dos perspectivas sobre la manera en que la Biblia usa el término “hijos” (niños). Primero la visión verdadera y espiritual: “Los pensamientos y representantes espirituales de la Vida, la Verdad y el Amor”. Después: “Creencias sensuales y mortales; contrahechuras de la creación, cuyos originales mejores son pensamientos de Dios, no en embrión, sino en madurez; suposiciones materiales de vida, sustancia e inteligencia, opuestas a la Ciencia del ser”.Ciencia y Salud, págs. 582–583.

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