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Para muchas personas, la falta de empleo parece ser una realidad...

Del número de junio de 1984 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Para muchas personas, la falta de empleo parece ser una realidad en el mundo de hoy. Pero a través de la oración, esto puede verse como una oportunidad para crecer espiritualmente. Permítanme contarles una experiencia que tuve.

Súbitamente me despidieron de un trabajo muy remunerador como vendedor. Un sábado por la mañana, al llegar a mi trabajo, me dijeron que mis servicios habían terminado en ese momento, y allí mismo. En aquel tiempo yo había comenzado a estudiar Ciencia Cristiana, así que esto era un verdadero desafío. Había memorizado la interpretación espiritual del Salmo 23 del libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, que comienza así (pág. 578): “[El Amor Divino] es mi pastor; nada me faltará”. Apliqué esta verdad a mi situación presente, y la expresé así: “El Amor divino es mi empleador; no temeré ni nada me faltará”. Sabía que un pastor es uno que dirige, guía y protege. Mi Pastor era el Amor divino, Dios, y podía confiar totalmente en Él para satisfacer todas mis necesidades. Esto mitigó todo temor.

Tomé mis pertenencias y dejé la oficina, sintiendo profunda gratitud porque estaba aprendiendo más acerca de cómo practicar la Ciencia Cristiana y porque estaba dispuesto a confiar en Dios. A cada rato me recordaba a mí mismo: “El Amor divino es mi empleador, nada me faltará”. Entonces visité a un practicista de la Ciencia Cristiana. Antes lo había visitado frecuentemente para inquirir acerca de la Ciencia Cristiana. Ahora le pedí que orara por mí. Su respuesta fue, en esencia: “No puedo orar por usted para que consiga un trabajo específico, pero puedo orar para saber que usted es un hijo de Dios — no material sino espiritual — y, por lo tanto, siempre está en su justo lugar, siempre expresa a Dios, siempre está empleado”. Más tarde me explicó que mi deseo de confiar en Dios podía solamente resultar en el bien. Entonces citó un verso de la Biblia (2 Reyes 25:30): “Y diariamente le fue dada su comida de parte del rey, de continuo, todos los días de su vida”. Él dijo: “Dios es su Rey, su empleador”.

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