Como Científica Cristiana de toda la vida, puedo dar testimonio de haber recibido abundante evidencia de la totalidad de Dios. Estas pruebas de Su omnipotencia me han traído un hermoso sentido de libertad.
Cierta vez, tuve que enfrentar un difícil y prolongado asunto de negocios. Para concluirlo, finalmente acepte, bajo ciertas condiciones, renunciar a la mitad del dinero que legítimamente me correspondía. Se me debía abonar esta suma menor a lo largo de un período de siete años. Aún así, sentí que había sido presionada a aceptar una limitación, y esto me enfurecía. Había estado orando todo el tiempo en la Ciencia Cristiana, pero se me hacía difícil poder aceptar las condiciones sobre este asunto.
Entonces, un día, me pregunté: “¿Presiona Dios?” Claro, yo sabía que El ciertamente no hacía esto, y entonces razoné que la presión era imposible. Alrededor de un mes más tarde, la situación cambió. Se me abonó la totalidad del dinero cinco años antes de lo previsto, y, también, la justicia se hizo evidente generosamente en otras formas.
Hace un tiempo, me sentía consumir en la cama con una grave enfermedad. Esto transcurrió en un período de doce días. Una enfermera de la Ciencia Cristiana me cuidaba y me ayudaba con los quehaceres de la casa. Un practicista de la Ciencia Cristiana oraba por mí, y, en la décimosegunda noche, me alentó especialmente a que reclamara mi perfección espiritual. Hice un esfuerzo hasta que logré sentarme en la cama, y en oración afirmé que todas las palabras de verdad que me dijeron a mí o que dijeron sobre mí el practicista, la enfermera, mi familia y aun yo misma, eran las únicas verdades del caso. Luego me acosté y me dormí. A la mañana siguiente me levanté completamente sana. No hubo período de convalecencia.
Estos hermosos ejemplos del cuidado de Dios han ocurrido como resultado de la espiritualización del pensamiento. Doy gracias a Dios por el gozo de poner en práctica esta Ciencia diariamente.
Johannesburgo, Transvaal, República de Africa del Sur
