Norita ayudó a su mamá a aprender una lección importante. Y ocurrió así:
Estaba en Hawai con sus padres. Un día, fueron a la playa “Arena Negra”, donde la arena es formada por la lava negra que ha sido triturada por las olas del mar.
Norita y su mamá decidieron caminar a lo largo de la playa. Podían ver caracoles y pedazos de coral entrando y saliendo suavemente con el vaivén de las olas. También encontraron lindos pedazos de coral blancos y naranja. Había un caracol pequeñito que era el más bello que jamás había visto la mamá de Norita. Era de un color cremoso, de unos dos centímetros de largo, con pequeñas ondulaciones en la orilla. Un delicado punto negro decoraba el extremo de cada arco pequeño alrededor de la abertura.
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