Es posible que para cierta gente, la existencia humana parezca insegura; que es como vivir al borde de un precipicio. Caminan por un sendero estrecho con la esperanza de evitar accidentes, enfermedades, violencia, relaciones penosas y desesperación económica. Pero, en el mejor de los casos, su inmunidad y libertad parecen inestables.
Pero, ¿tiene que ser ésta la expectativa diaria de la gente?
Con certeza científica podemos saber que se puede confiar en la comprensión de que Dios es la Mente infinita, el Principio perfecto, para rechazar el abatimiento terrenal de la duda, la ansiedad y el temor. Necesitamos conocer la verdad científica, como se enseña en la Ciencia Cristiana: que el hombre es la expresión espiritual de Dios, y que, como tal, es armonioso y está a salvo.
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