Dios recordó
al hombre que de firme material
su arca construyó,
calafateada contra el odio,
ventanas en lo alto para resplandor,
con fe mantenida a flote
para elevar al mundo.
Noé a Dios recordó
— aquel Amor que llenó
la tierra el cielo el mar
con formas espléndidas,
todas con gracia bendecidas,
por la misericordia ahora conmovidas
para llegar a la tranquila seguridad:
refugio del diluvio.
El arca de la consciencia,
irisada con el Espíritu,
aún nos eleva
— por encima de la mortalidad —
y suavemente nos coloca
sobre Su santo monte.
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