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La Ciencia Cristiana llegó a mi vida cuando trabajaba para una universidad...

Del número de mayo de 1985 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia Cristiana llegó a mi vida cuando trabajaba para una universidad muy conocida y, al mismo tiempo, estaba estudiando para mi tesis doctoral en enseñanza religiosa. La Ciencia me fue especialmente beneficiosa mientras llevaba a cabo mi investigación doctoral en la República de Irlanda. Mi tesis doctoral era algo polémica, y algunas personas se mostraban reacias a permitirme acceso a los datos relacionados con mi trabajo de investigación. En una ocasión, había escrito con anticipación y me habían asegurado que todo estaría a mi disposición. Pero cuando llegué, el personal con el que esperaba encontrarme estaba ausente, y la persona que estaba encargada temporariamente rehusó darme acceso a los documentos. Me dijo, a modo de excusa, que yo probablemente no sabía irlandés (gaélico) y, por lo tanto, no podría leer la información del fichero que contenía la clave de estos documentos, algunos de los cuales estaban también en irlandés. A pesar de asegurarle de que sí sabía el idioma, continuó negándome el acceso a los datos.

Durante todo el tiempo yo oraba, sabiendo que no solamente había tomado los pasos humanos apropiados para obtener permiso, sino también que Dios prepara el camino para toda actividad correcta. Además, sabía que Dios, la única Mente, estaba verdaderamente gobernando cada faceta de la situación, y que Su gobierno era irresistible.

Finalmente, para justificar su intención de negarme acceso a los documentos, el hombre antes mencionado abrió una gaveta en el fichero grande y extrajo una tarjeta al azar. Inadvertidamente, él seleccionó, de lo que probablemente eran miles de tarjetas, una del mismo tema de mi tesis doctoral. Quedó tan sorprendido cuando pude leer la tarjeta en seguida, que dijo mascullando: “Está bien, pero no saque nada del salón”. Luego se fue, y el resto del tiempo en que permanecí allí fue generalmente armonioso.

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