Todos hemos oído hablar de lo inevitable, de cómo cierto curso de acción adquiere un ímpetu trascendental, una vida en sí mismo; de cómo algo va a suceder o no, debido a que algo más ha sucedido o no. Por ejemplo, podemos pensar que —“inevitablemente” debemos ir a alguna parte o hacer algo o debemos ser alguien, o no ir a una parte o no hacer una cosa o no ser alguien — debido a nuestro estado de salud (malo o bueno), a nuestra cuenta bancaria (abundante o escasa), a nuestra edad y aptitudes (muchas o no las suficientes).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!