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¿Lo humanamente inevitable, o el propósito divino?

Del número de mayo de 1985 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Todos hemos oído hablar de lo inevitable, de cómo cierto curso de acción adquiere un ímpetu trascendental, una vida en sí mismo; de cómo algo va a suceder o no, debido a que algo más ha sucedido o no.

Por ejemplo, podemos pensar que —“inevitablemente” debemos ir a alguna parte o hacer algo o debemos ser alguien, o no ir a una parte o no hacer una cosa o no ser alguien — debido a nuestro estado de salud (malo o bueno), a nuestra cuenta bancaria (abundante o escasa), a nuestra edad y aptitudes (muchas o no las suficientes). O, a la inversa, debido a que siendo la “naturaleza humana lo que es,” con su codicia, su egoísmo, su insensatez, podemos sentir que “inevitablemente” seremos privados de todo.

Si bien es cierto que una combinación de factores humanos positivos puede ser útil, en sí mismos y por sí mismos, esos factores no pueden asegurar nuestra felicidad ni nuestro bienestar. ¿Por qué no? Porque todos los factores materiales son susceptibles a cambios, desgaste y a caer en desuso. Entonces, ¿de qué podemos depender?

Los estudiantes de Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), la cual descubrió y fundó Mary Baker Eddy, y que está de acuerdo con la Biblia y las enseñanzas y obras de Cristo Jesús, se regocijan en rechazar firmemente lo humanamente inevitable. Reconocen y luchan por demostrar que la lógica verdadera, el poder y el propósito vienen de Dios, la Mente divina, el Espíritu. Al considerar la diferencia radical entre lo que se supone humanamente inevitable y el propósito divino, percibimos que lo primero está relacionado con la creencia de que las circunstancias se presentan juntas para determinar un resultado, mientras que el propósito divino implica el intento consciente, la dirección y la voluntad de Dios. De modo que lo inevitable significa una aceptación pasiva, mientras que el propósito divino indica impulso espiritual activo. Aún más, los estudiantes de Ciencia Cristiana reconocen que la sabiduría y dirección de Dios están infinitamente por encima de lo meramente mortal o material. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos”. Isa. 55:8, 9.

En lo que concierne a la familia, a la amistad, al trabajo, a la comunidad y a las actividades de la iglesia, todo lo que necesitamos saber, pero saberlo realmente, es que en cualquier situación el propósito de Dios puede ser discernido y llevado a cabo. El acallar el argumento meramente humano dispone nuestro pensamiento a las infinitas posibilidades de Dios. “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas”. Prov. 3:5, 6. Aunque no sepamos qué forma tomará el propósito divino, sí sabemos que el propósito de Dios, el bien, es siempre el de bendecir, amar, corregir, proteger, consolar y abastecernos. Como lo explica la Sra. Eddy en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “El Espíritu bendice al hombre, pero ‘de dónde viene’ no lo puede decir el hombre”.Ciencia y Salud, pág. 78.

Examinemos los contrastes entre las suposiciones predominantes de lo inevitable y algunas experiencias bíblicas. ¿Demasiado viejo para obtener ese empleo? ¿Demasiado joven para esa responsabilidad? De acuerdo con las Escrituras, Moisés tenía ochenta años cuando Dios lo comisionó para que sacara a los israelitas de Egipto. Jesús sólo tenía doce años cuando declaró que el propósito de su vida era estar en los negocios de su Padre.

¿Están en su contra las circunstancias o la naturaleza humana? José venció la traición, la esclavitud, la perfidia y la prisión mediante su firme confianza en Dios, y, finalmente, llegó a tener una posición de gran responsabilidad y autoridad. ¿Qué podríamos decir acerca de las “ventajas” de antigüedad en un empleo o de posición social? ¿Por qué los escribas y los fariseos no sanaban y redimían a la sufriente humanidad del pecado, la enfermedad y la muerte? Hay muchos ejemplos en la Biblia de lo humanamente inevitable que se somete al propósito divino.

Al recurrir a nuestro Padre-Madre Dios — que es Principio divino, el Amor — con humildad, abnegación y confianza, reconociendo que Su propósito para nosotros siempre bendice, vemos manifestarse infaliblemente Su cuidado en nuestra vida. A veces debemos persistir en nuestra afirmación de la dirección de Dios, pues nuestras suposiciones humanas pueden ser tenaces; pero la resistencia al progreso espiritual no puede morar en una consciencia llena de entendimiento acerca del poder y el propósito de Dios.

También debemos estar conscientes de que no estamos trabajando para nuestra propia glorificación, sino para la gloria de Dios. Por medio de la oración, ciertamente que se presentará la solución de un problema, a veces de una manera inesperada o aun en forma contraria a nuestras propias nociones, pero siempre con abundancia de bendiciones prácticas y espirituales. “Sed firmes en vuestra comprensión de que la Mente divina gobierna y que en la Ciencia el hombre refleja el gobierno de Dios”,Ibid., pág. 393. declara Ciencia y Salud.

Uno de mis familiares tuvo la oportunidad de probar, estas verdades cuando repentinamente, y por circunstancias totalmente imprevistas, su empleo fue eliminado. Parecía inevitable que, o bien tendría que trasladarse por la compañía a otro país con un cargo que no estaba a la altura de sus expectativas y para el cual no tenía experiencia, o bien quedarse sin empleo. Ante esa situación, siendo estudiante de Ciencia Cristiana, recurrió por entero a Dios, tratando de aclarar su percepción y entendimiento acerca del propósito divino. Una vez que estableció firmemente en su consciencia la realidad de que Dios gobernaba, esperó con serenidad a que se manifestara el plan de Dios para él. Aceptó totalmente la siguiente declaración en el libro de texto: “El dominio de la Mente sobre el universo, incluso el hombre, ya no es una cuestión discutible, sino Ciencia demostrable”.Ibid., pág. 171.

Al poco tiempo, le ofrecieron un empleo en el país donde estaba viviendo. En ese empleo no sólo pudo utilizar su experiencia de maneras innovadoras, sino que se le presentaron nuevas oportunidades, y una remuneración superior a la de su empleo anterior. Si bien estaba muy agradecido por esta evidencia concreta del cuidado de Dios, estaba aún más agradecido por tener una percepción mayor de la omnipresencia e infinito poder de Dios.

A medida que progresemos en nuestra comprensión de que Dios infaliblemente gobierna al hombre y al universo, nos regocijaremos porque, como dice un amado himno: “Su propósito cumple Dios / en eterna sucesión“.Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 82.


El hacer tu voluntad,
Dios mío, me ha agradado,
y tu ley está en medio de mi corazón.

Salmo 40:8

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