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[Original en alemán]

Un verano, poco después de que comencé el servicio alternativo...

Del número de mayo de 1985 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un verano, poco después de que comencé el servicio alternativo que se requiere de aquel que rehúsa combatir como soldado por ser pacifistaNota de los Redactores: La decisión de un Científico Cristiano de negarse a combatir es puramente una elección individual y no una norma de la iglesia. (cuidando ancianos en una casa de hospedaje para Científicos Cristianos), uno de los dedos se me inflamó y me dolía mucho. A pesar de que la condición empeoró, sentí que era mi deber quedarme en el trabajo. Así es que continué con mi tarea, aunque la mayor parte del tiempo podía usar solamente el brazo derecho a causa del dolor y la inflamación, que ahora se había extendido por todo el brazo izquierdo.

También comencé a orar sinceramente. Sabía con certeza que la verdadera curación podría efectuarse sólo por medio del Amor divino. Toda condición discordante surge de un falso concepto de Dios, o el Amor. Así, cuando la discordancia aparece, el remedio más eficaz es volverse nuevamente a Dios y acercarse más a El.

A pesar del trabajo metafísico, sentí un gran temor sobre las posibles consecuencias peligrosas de la inflamación. Pronto se evidenciaron síntomas de envenenamiento sanguíneo.

Dado que estaba tan preocupado y con temor, me comuniqué con un practicista de la Ciencia Cristiana. En el curso de nuestra conversación fue evidente para mí que tenía que deshacerme del temor. También me di cuenta de que ninguna condición del cuerpo puede causar algún mal (o bien) al hijo de Dios, dado que él es espiritual. En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy dice (pág. 419): “Pensad menos en las condiciones materiales y más en las espirituales”. Al instante trabajé gozosamente para estar más consciente de mi relación con Dios. Ya no pensé en sanar el cuerpo. Y en lugar de ello estaba feliz por la nueva comprensión espiritual. Por primera vez me fue posible dormir después de casi tres noches de insomnio.

Unos pocos días después, repentinamente se me aclaró algo de decisiva importancia. Mientras leía un artículo en una de las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, entendí lo que realmente significaba “verdadero reflejo”. Reflejo es algo elaborado por Dios, lo que significa que nosotros no tenemos que tratar de hacer algo bueno de nuestro propio poder limitado a fin de reflejar bondad, sino que hemos sido creados como reflejo de todo lo bueno. Como hijo de Dios, no podía dejar de expresar el bien, dado que Dios es la fuente de toda bondad y actividad verdaderas.

Pocos minutos después de haber comprendido esto, el dedo infectado se abrió y drenó.

Ahora sabía que el falso sueño del que tenía que despertar era el de creer que podía hacer algo bueno, por medio de mi propio poder, por la casa de hospedaje para Científicos Cristianos y para sus residentes. Dado que ahí se esperaba mucho de mí, quería hacer todo lo posible para satisfacer esas expectativas. Pero había olvidado que Dios es la única fuente de acción e ideas. La voluntad humana y la creencia en el propio poder creativo del hombre se habían estado ocultando bajo el disfraz de preocupación social. La Sra. Eddy claramente corrige esta falsedad (Ciencia y Salud, pág. 305): “El hecho de que la imagen de Dios no sea un creador, aunque refleje la creación de la Mente, Dios, constituye la realidad fundamental del reflejar”.

También desapareció la inflamación en la cara y el cuello cuando medité sobre el siguiente pasaje del libro de texto, Ciencia y Salud (pág. 25): “La esencia espiritual de la sangre es el sacrificio”. Entendí que el humilde reconocimiento del poder de Dios elimina la voluntad humana y que esto es el verdadero sacrificio. El resultado fue la curación completa. Estoy muy agradecido por esta experiencia, porque me trajo tantas inesperadas y maravillosas revelaciones, fijándome nuevas tareas y metas espirituales.


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