La crítica puede traernos una maravillosa bendición: la oportunidad de crecimiento espiritual. No sólo es posible superar el resentimiento cuando sentimos que hemos sido reprendidos, sino que además podemos crecer en dignidad, aprecio de sí mismo y gracia espiritual.
Supongamos que un jefe nos indica la necesidad de mejorar nuestro trabajo. Puede ser que nuestra respuesta inicial sea una reacción instantánea que nos induzca a afirmar: “No me tiene simpatía” o tal vez “no tiene ningún reconocimiento por el trabajo bien hecho”. Pero es necesario que no reaccionemos de esa manera. Si estamos orando por adquirir mayor crecimiento espiritual, nuestra respuesta esencial puede ser una cuidadosa reflexión tal como: ¿Acaso tiene una buena razón? ¿Hay algo que tengo que aprender que me pueda ayudar? La manera en que respondamos a la crítica depende de nuestra madurez espiritual.
Debido a que la Sra. Eddy era una figura pública muy reconocida, recibió frecuentes críticas acerca de lo que dijo e hizo durante su carrera. Sin embargo, su actitud hacia esas críticas está claramente expuesta en Ciencia y Salud. Ella escribe: “Debiéramos examinarnos para saber cuáles son los afectos y propósitos del corazón, porque sólo de ese modo podemos saber lo que verdaderamente somos. Si un amigo nos informa de alguna falta, ¿escuchamos el reproche con paciencia y damos crédito a lo que se nos dice? O, ¿más bien damos gracias de que no somos ‘como los otros hombres’? Durante muchos años la autora se ha sentido muy agradecida por reprensiones merecidas. El mal está en la censura inmerecida — en la falsedad que a nadie beneficia”.Ciencia y Salud, págs. 8–9.
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