Algunas veces la curación física viene con bastante facilidad, mediante sencillos pensamientos o percepciones espirituales. Probablemente usted mismo haya tenido tales curaciones o haya leído sobre ellas.
En esos momentos, la llegada de la inspiración espiritual y la desaparición del dolor o de la discordancia física están tan estrechamente relacionados que no puede quedar duda de que la mejoría de ningún modo fue circunstancial, especialmente cuando hemos visto que frecuentemente ha ocurrido de esta manera. Además, las circunstancias a menudo ponen en claro que no fue ningún procedimiento común, mental o corpóreo, lo que originó el cambio.
Mary Baker Eddy, al escribir basándose en su propia amplia experiencia en la curación espiritual, comenta: “El poder espiritual de un pensamiento correcto y científico, sin un esfuerzo directo, un argumento oral o aun mental, a menudo ha curado enfermedades inveteradas”.Rudimentos de la Ciencia Divina, pág. 9.
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