Esas palabras maravillosas que son tan familiares para los Científicos Cristianos, “He tenido una curación”, necesitan ser comprendidas científicamente por aquellos que han sido sanados, si quieren ganar una libertad aún mayor.
Pensamientos tales como “Se me fue”, “Dejó de dolerme” o “Ya no está irritado”, parecen indicar que uno piensa que la discordancia que ha sanado por medio de la Ciencia Cristiana alguna vez tuvo realidad. Pero el ponernos a pensar detenidamente en la certeza científica y absoluta de que la discordancia no ha tenido ninguna realidad en primer lugar, muestra que estamos percibiendo la realidad de la totalidad de Dios con mayor claridad. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy nos dice: “Las relaciones entre Dios y el hombre, el Principio divino y la idea divina, son indestructibles en la Ciencia; y la Ciencia no conoce ningún alejamiento de la armonía ni retorno a ella, sino mantiene que el orden divino o ley espiritual, en que Dios y todo lo que es creado por El son perfectos y eternos, ha permanecido inalterado en su historia eterna”.Ciencia y Salud, págs. 470–471.
De manera que podemos percibir que nada discordante ha sucedido en realidad; que Dios no ha creado al hombre material e imperfecto; que Su relación con el hombre no ha cambiado ni ha abandonado a Su hijo, sino que lo cuida continuamente con un amor inmensurable. Entonces sabremos que todo permanece como Dios lo ha creado — espiritual, perfecto y eterno — a pesar de todo lo que parezca real a los sentidos materiales. Nunca estamos desamparados, sino siempre bendecidos con Su bondad inmutable.
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