Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Mi madre falleció poco después de mi nacimiento, y como no tuve...

Del número de mayo de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Mi madre falleció poco después de mi nacimiento, y como no tuve la oportunidad de conocerla, no experimenté el sentido de pérdida en mis primeros años. Sin embargo, con el pasar del tiempo, hubo innumerables ocasiones en que pensaba acerca de ella y me preguntaba qué clase de relación hubiéramos tenido, particularmente cuando yo veía las íntimas y calurosas relaciones que mis amigas tenían con sus madres. Mi padre rara vez habló de ella. (Me di cuenta más tarde de que él todavía estaba afligido, y esto hacía que se mantuviera en silencio.)

Yo ansiaba conocer a alguien que hubiera conocido a mi madre bien y que compartiera su amistad conmigo. Pero esto no sucedió. El anhelo de saber más acerca de ella aumentó con el pasar del tiempo, y comencé a sentir un profundo sentido de pérdida.

Me había criado en una religión ortodoxa, pero ésta nunca tuvo arraigo en mí. La iglesia a la que yo asistía, parecía muy rígida y ritualista, y veía a Dios como un padre justiciero, tiránico y temible. Finalmente decidí que esa iglesia no era para mí.

Sin embargo, algunos años más tarde, después que tuve mi propia familia, conocí a un Científico Cristiano que vivía de tal modo su fe, que quise investigar estas enseñanzas. Finalmente, me uní a La Iglesia Madre y a una iglesia filial, y por casi veinte años la Ciencia Cristiana ha respondido a mis necesidades de provisión, ha solucionado problemas de relaciones humanas, empleo y curación física.

Al principio de mi estudio de la Ciencia Cristiana, empecé a percibir a Dios como Madre, algo que yo no había hecho antes. Gradualmente fui liberada de la pérdida de una madre humana. Ya no me parecía necesario encontrar a aquellos que la habían conocido. Ya no me preguntaba cómo era ella. Ni tampoco necesitaba mantener un libro de fotografias y recordatorios que yo guardaba con tanto cariño; con gusto se los mandé a un familiar que quería tenerlos. El sentido de pérdida ha desaparecido, y cuando pienso en mi madre, lo hago solamente sintiendo amor y gratitud hacia ella.

La Biblia dice (Joel 2:25): “... os restituiré los años que comió la oruga”, y esto ha sido probado en mi vida. En cierta ocasión, un miembro de la iglesia (ella y mi madre hubieran sido contemporáneas) y yo empezamos una amistad que ha crecido más y más bella a través de los años. Ha sido una relación muy recompensadora.

La Ciencia Cristiana me ha restituido un sentido de maternidad que jamás me hubiera imaginado. La Sra. Eddy hace numerosas referencias en sus escritos a nuestro Padre-Madre Dios. Especialmente iluminadora para mí ha sido la siguiente declaración de Ciencia y Salud (pág. 332): “Padre-Madre es el nombre de la Deidad que indica Su tierna relación con su creación espiritual”.

Me siento muy agradecida de que la Sra. Eddy tan desinteresadamente haya compartido con toda la humanidad las infinitas bendiciones de la Ciencia Cristiana, incluso su amplio y enriquecido sentido de Dios como Madre. ¡Cuán hermosamente la Ciencia Cristiana nos muestra que Dios responde a cada necesidad humana, y en formas que no podemos imaginarnos!


Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1986

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.