“Aun luego de haber bautizado a Jesús, Juan el Bautista no estaba convencido de que Jesús era el Mesías. Cuando Juan envió a dos de sus discípulos para que le preguntaran, Jesús expuso, como prueba clara y enfática, su ministerio de curación física. Por lo tanto, el ministerio de curación física está en el centro de nuestra fe cristiana. Y, a pesar de que los Evangelios están llenos de relatos de curaciones, y la iglesia misma nació mediante un acto de curación (Hechos 3), la mayoría de la gente religiosa parece estar ansiosa por desechar esos relatos, como si éstos nos avergonzaran.
“Este asunto de curar cuerpos por medio de la oración parece perturbarnos. Pero, ¿por qué? ... ¿Podría ser que no tomamos el ministerio sanador de Jesús seriamente debido a que simplemente somos muy orgullosos o estamos temerosos de entrar en el territorio desconocido del mundo espiritual, en donde nos sentimos sin experiencia ni control?
“Para creer en la oración sanadora, tenemos que creer primero que el mundo espiritual es verdadero, que los poderes en el mundo espiritual afectan las cosas en el mundo físico. Creemos que la Palabra de Dios se ha hecho carne en Jesucristo, que Dios se comunica con nosotros desde la dimensión espiritual con el poder de cambiar nuestra vida en el mundo físico. Proclamamos esto en el Padre Nuestro: ‘Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra’.
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