“Aun luego de haber bautizado a Jesús, Juan el Bautista no estaba convencido de que Jesús era el Mesías. Cuando Juan envió a dos de sus discípulos para que le preguntaran, Jesús expuso, como prueba clara y enfática, su ministerio de curación física. Por lo tanto, el ministerio de curación física está en el centro de nuestra fe cristiana. Y, a pesar de que los Evangelios están llenos de relatos de curaciones, y la iglesia misma nació mediante un acto de curación (Hechos 3), la mayoría de la gente religiosa parece estar ansiosa por desechar esos relatos, como si éstos nos avergonzaran.
“Este asunto de curar cuerpos por medio de la oración parece perturbarnos. Pero, ¿por qué? ... ¿Podría ser que no tomamos el ministerio sanador de Jesús seriamente debido a que simplemente somos muy orgullosos o estamos temerosos de entrar en el territorio desconocido del mundo espiritual, en donde nos sentimos sin experiencia ni control?
“Para creer en la oración sanadora, tenemos que creer primero que el mundo espiritual es verdadero, que los poderes en el mundo espiritual afectan las cosas en el mundo físico. Creemos que la Palabra de Dios se ha hecho carne en Jesucristo, que Dios se comunica con nosotros desde la dimensión espiritual con el poder de cambiar nuestra vida en el mundo físico. Proclamamos esto en el Padre Nuestro: ‘Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra’.
“La voluntad de Dios está claramente descrita en el ideal bíblico del Reino de Dios: paz, justicia y misericordia; cuando los cautivos son puestos en libertad, los oprimidos son liberados, los ciegos son sanados y los pobres reciben ayuda. Indudablemente esto no describe al mundo tal como es. El hecho de que algunos maten a otros no quiere decir que esto es la voluntad de Dios; de hecho, Dios nos manda que no nos matemos. De igual modo, el hecho de que la enfermedad exista no quiere decir que es la voluntad de Dios; de hecho, Jesús envió a sus seguidores ‘a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos’ (Lucas 9:2). La voluntad de Dios para con este mundo ha sido expuesta en la vida de Jesucristo y, por medio de él, Dios nos ha comisionado y nos ha dado el poder de transformar al mundo, como existe, en el mundo que Dios quiere que sea...
“Como una señal del Reino de Dios, la curación mediante la oración no es más sobrenatural de lo que son la paz y la justicia social; y no es más fácil de obtener. Ambas requieren la misma dedicación y cometido para luchar contra los poderes que nos separan de Dios; los poderes que Jesucristo venció y los cuales estamos en vías de vencer mediante el poder que el Cristo nos está dando aún ahora... Cuando finalmente seamos llamados ante Dios para dar cuenta de nuestra vida, no se nos preguntará: ‘¿Tuviste éxito?’, sino más bien: ‘¿Fuiste fiel?’, es decir, ‘¿Hiciste todo lo que pudiste, dadas las limitaciones propias y las de tu época, con cada uno de los dones que te confié?’
“Preparémonos para responder Sí en esa oportunidad, diciendo Sí ahora a la oración sanadora”.
Propiedad literaria 1983 Christian Century Foundation. Reimpreso de la edición del 9–16 de junio de 1982 con el permiso del The Christian Century.
