“He orado, escuchado y dado todos los pasos humanos posibles. He pensado en todos los pros y contras. Pero, ¡todavía no sé qué hacer!”
Es posible que en una u otra ocasión nosotros también hayamos experimentado algo similar. Y algunas veces cuando las apariencias parecen indicar que no hay esperanza, irrumpe la luz y nos da un sentido de dirección divina. Entonces percibimos con exactitud qué debemos hacer. O puede ser que algo totalmente inesperado aparezca en el escenario, que todos los parámetros y suposiciones humanas sean dejados de lado, y que se abra un nuevo camino.
El abrirse camino es una experiencia realmente natural para alguien que está aprendiendo a depender de Dios. Es el efecto inevitable de llegar a comprender a la única Mente, esa Mente ilimitada “que hubo también en Cristo Jesús”, la misma Mente que es igualmente suya y mía mediante la filiación revelada por nuestro Maestro.
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