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La Iglesia en acción

Algunas preguntas y respuestas sobre Ciencia Cristiana

Del número de julio de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El deseo de comprendernos unos a otros es tan irreprimible como la llegada de una nueva estación. Los deseos de conocer a nuestro prójimo son más profundos de lo que se ve a simple vista; en especial, lo que está en su corazón, lo que impulsa su vida, lo que le da valor y también alegría. Es alentador ver que diplomáticos y jefes de estado mantienen conversaciones, pero, a menudo vemos que las conversaciones que mantiene la gente que no es tan prominente también son importantes y, quizás, más eficaces para contribuir a establecer la estabilidad que tanto se necesita en nuestro mundo actual.

Nos parece que será útil publicar algunas conversaciones de este tipo que se llevaron a cabo recientemente, y que muestran cuál es el enfoque que los Científicos Cristianos dan a algunos de los temas más importantes de nuestra vida. No hay nada oculto ni secreto sobre nuestra Iglesia. Desde el momento en que sus puertas se abrieron por primera vez hace más de cien años, se le ha dado la bienvenida al público en nuestros cultos religiosos. Toda Iglesia de Cristo, Científico, mantiene una Sala de Lectura en la que se dispone de una amplia gama de información. No obstante, en un mundo que pone más énfasis en la tecnología que en el espíritu interior, ha habido muchos malentendidos acerca de la Ciencia Cristiana.

A Científicos Cristianos les fueron formuladas las siguientes preguntas en un contexto u otro, y nos hemos esforzado por reproducir lo mejor posible las respuestas tal como se dieron. Parte de este material se extrajo de cartas enviadas a la oficina de información de nuestra Iglesia, el Comité de Publicación. Otros puntos fueron expuestos durante charlas para iglesias vecinas o grupos educacionales en donde se invitó a Científicos Cristianos. Estos puntos no pueden considerarse una exposición de la política de la iglesia, sino, más bien, una ventana que permite ver las convicciones religiosas de los Científicos Cristianos y la naturaleza de nuestra Iglesia.

De una charla para un grupo de la iglesia bautista

Pregunta: ¿Puede uno salvarse sin aceptar personalmente a Cristo?

Respuesta: El uso de las palabras, “Yo acepto a Cristo”, tal vez no signifique lo mismo que realmente seguir a Cristo. Puede que alguien sea tocado por el Cristo sin darse cuenta de ello, mientras que un devoto concurrente a la iglesia puede que sea rígido y poco amoroso. El que vive lo que las palabras implican puede que haya avanzado más en el camino hacia la salvación que el que las dice.

De una charla para un seminario cristiano conservador

Pregunta: ¿Qué significa para ustedes la vida de Jesús?

Respuesta: Creemos que es necesario responder a su vida como los discípulos lo hicieron cuando dejaron sus redes; siendo motivados de tal manera por su luz que todo lo que podemos hacer es abandonar nuestra pasada manera de vivir. Este amor por él significa que debemos estar deseosos de exponernos constantemente a las demandas espirituales de su vida, las que nos bautizan y queman “la paja en fuego que nunca se apagará”. Mateo 3:12. Significa estar dispuestos de tal manera a seguir sus mandamientos y enseñanzas, que éstos se conviertan en el centro mismo de nuestras vidas. Jesús vivió en esta tierra exactamente como los Evangelios dicen que vivió. Y la única forma de liberarse de la telaraña de la materialidad es reconocer los hechos de su vida y lo que significan en nuestras vidas.

De un intercambio de correspondencia con un ministro religioso

Pregunta: Se dice que los Científicos Cristianos consideran que la Sra. Eddy está a la misma altura que Jesús. ¿Es cierto?

Respuesta: Eso no es cierto. En realidad, contradice las enseñanzas explícitas que ella misma impartió. Los Científicos Cristianos genuinos consideran a Cristo Jesús, y no a la Sra. Eddy, como su Señor y Salvador. La misión singular que ella tuvo como Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, de ninguna manera desplaza la misión sagrada de Jesús. Los Científicos Cristianos, sin embargo, en verdad creen que la labor de ella ha posibilitado que otros sigan los mandamientos de Jesús con mayor comprensión y más activamente; en las palabras de Pablo a los Efesios, hasta llegar a “la estatura de la plenitud de Cristo”. Efes. 4:13.

De una charla dada en una universidad para el curso, “La religión en América”

Pregunta: ¿Qué es eso de la curación? ¿Es eso todo lo que importa en la Ciencia Cristiana?

Respuesta: La curación es una característica muy importante y distintiva de la Ciencia Cristiana, como fue también una parte destacada de la religión del Nuevo Testamento. Pero la meta en la vida de un Científico Cristiano no es el bienestar físico. La Ciencia Cristiana es una religión cristiana, no un sistema material para el cuidado de la salud. Ustedes saben que la Biblia dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33. Bueno, el Científico Cristiano busca el reino, y la curación le es añadida. La curación es la evidencia de que el reino ha venido a la tierra.

Incluido en el material proporcionado a los periodistas

Pregunta: ¿Es la Ciencia Cristiana como los grupos que sanan por la fe, los que recientemente hemos visto en las noticias?

Respuesta: La Ciencia Cristiana es categóricamente una enseñanza cristiana. Pero su práctica sanadora está a leguas de distancia de la de los grupos que sanan por la fe y que recientemente han suscitado preocupación en el público.

Para comenzar, los Científicos Cristianos no confían en medios espirituales para sanar debido a presiones eclesiásticas o de la iglesia, como ocurre en el caso de algunos grupos que sanan por la fe. Los Científicos Cristianos están en libertad de escoger el método de tratamiento que deseen en cualquier situación dada. Les interesa profundamente el bienestar de sus hijos, y los precede un largo historial de cooperación con los funcionarios de salud pública. En forma voluntaria, dan cuenta a las autoridades sobre aquellas enfermedades que sospechan que son contagiosas. Asimismo, cuentan con la ayuda de un médico o de una partera titulada para asistirlos con los partos.

Los Científicos Cristianos recurren a una forma espiritual de curación como resultado de un razonado convencimiento y, a menudo, de una larga experiencia. Para ellos, la curación no consiste simplemente en creer ciegamente en la posibilidad de “milagros” o en esperar pacientemente a que una persona se mejore. Tampoco piensan que el sufrimiento denota “falta de fe” o que se atribuye, en manera alguna, a la voluntad de Dios.

Los Científicos Cristianos ven la curación como parte natural e integral de toda una manera de vivir. Sus esfuerzos por comprender la curación en un contexto racional y reflexivo ha promovido un renovado interés en la curación cristiana en muchas religiones importantes.

De una entrevista radial

Pregunta: ¿Acaso no se deriva la Ciencia Cristiana del método curativo de Phineas P. Quimby?

Respuesta: Si bien se han hecho tales cargos, éstos han sido desacreditados por completo por aquellos eruditos que han investigado el tema a fondo. Un examen exhaustivo de los hechos históricos sobre el tema, se puede hallar en la obra de dos estudiosos. (Robert Peel, Mary Baker Eddy: The Years of Discovery; Mary Baker Eddy: The Years of Trial; Mary Baker Eddy: The Years of Authority [New York: Holt, Rinehart and Winston, 1966, 1971, 1977] y Stephen Gottschalk, The Emergence of Christian Science in American Religious Life [Berkeley: University of California Press, 1973].)

Estos y otros estudios realizados en profundidad demuestran que hay una diferencia categórica entre el cristianismo básico de las enseñanzas de la Sra. Eddy y las opiniones de Quimby, que partieron del mesmerismo. En la Ciencia Cristiana, la curación es una fase de la salvación cristiana, y es el resultado de recurrir sinceramente a Dios como la única Mente divina e infinita. Por otra parte, Quimby consideraba que la curación era el resultado de lo que hoy denominamos sugestión mental; como una cuestión de manipulación sicológica en lugar de un renacimiento espiritual.

De un debate en una iglesia congregacional

Pregunta: ¿Qué piensa usted acerca del tratamiento médico; especialmente cuando se trata de un caso de gravedad?

Respuesta: Ante todo, las personas debieran siempre estar en libertad de escoger por sí mismas qué clase de tratamiento prefieren. Permítanme explicarles algo sobre el contexto en que los Científicos Cristianos toman sus decisiones. Ellos han estado recurriendo a este método de curación desde hace muchos años. No toman la decisión de confiar en la Ciencia Cristiana sin razón alguna. Algunos de ellos recurrieron por primera vez a la Ciencia Cristiana sólo porque la medicina diagnosticó su enfermedad como incurable o intratable. De manera que la confianza que tienen en la curación no es una esperanza ciega por la que piensan que, de alguna manera, se mejorarán. Es verdad, las curaciones no siempre son espectaculares; a veces las condiciones persisten a pesar de los mejores esfuerzos de las personas. Pero los Científicos Cristianos han visto demasiadas curaciones reales en sus vidas y en las vidas de otros miembros de la iglesia para considerar alguna situación como irremediable. Muchas veces, han sanado después de haber luchado contra el desaliento y haberlo vencido, y después de haber aprendido mucho y progresado espiritualmente. Ellos consideran que este progreso es invalorable.

De una charla a un grupo de estudiantes de medicina

Pregunta: ¿Cómo puede decir que la materia es irreal?

Respuesta: Si bien la Sra. Eddy llegó a la conclusión de que la materia no tiene realidad final — y ninguna autoridad espiritual —, ningún Científico Cristiano pretende haber comprendido o comprobado esto totalmente. Lo que nos sentimos llamados a hacer es demostrarlo gradualmente mediante nuestra consagración a la curación; la curación de enfermedades físicas y de todas las apariencias que sugieran que el hombre está separado de Dios. Jesús debe de haber sabido algo que otros no sabían acerca de la materia cuando caminó sobre el agua, alimentó a cinco mil personas, calmó la tormenta y sanó a multitudes. ¿Quién estaría dispuesto a decir que, en nuestro punto limitado de desarrollo actual, estamos contemplando realmente la totalidad de la creación de Dios?

Solamente por medio de la curación, un Científico Cristiano siente que empieza a comprender más acerca de la insustancialidad de la materia y de lo que la creación de Dios realmente incluye. En general, el Científico Cristiano es modesto en sus afirmaciones, pero procura continuamente comprender más acerca de la vida, el bien, la realidad, el Espíritu.

De una charla dada a estudiantes de un seminario bautista

Pregunta: El ser Científico Cristiano, ¿lo hace a uno inmune al pecado, o todavía tiene que luchar con él?

Respuesta: ¡Oh, vaya si tengo que luchar con el pecado — momento a momento, día a día — al igual que cualquier otro cristiano! Sin embargo, sé que la victoria está del lado de Dios.

De una declaración publicada por la Iglesia

Pregunta: ¿Cómo ve su Iglesia a la homosexualidad?

Respuesta: Nuestra Iglesia siempre ha considerado a la homosexualidad como algo que requiere ser sanado con compasión, en lugar de ser condenado por la gente por un lado, o aceptada como una manera de vivir cristiana, por el otro. Nuestra religión está centrada en la Biblia, pero nuestra posición sobre este tema no descansa solamente en Levítico, sino en toda la Bíblia, específica y especialmente en el Nuevo Testamento.

Nuestro ideal con respecto a todas las relaciones sexuales fuera del pacto matrimonial normal, se expresa tanto en el perdón como en el poder sanador expresado en las palabras de Cristo Jesús a la mujer adúltera: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Juan 8:11 (énfasis agregado).

De un debate en una iglesia

Pregunta: ¿Sana la Ciencia Cristiana la ceguera?

Respuesta: Ha habido casos conmovedores de curaciones de ceguera por medio de la oración en la Ciencia Cristiana, que se han comprobado plenamente. Pero un Científico Cristiano no se apresura a dirigirse a una persona ciega o enferma y le promete curación. La Ciencia Cristiana no es una fórmula mágica ni depende del poder de la voluntad, tampoco es un solución rápida y fácil para los problemas. Exige que nos despojemos del hombre viejo — que pongamos a Dios primero —, y no es siempre esto lo que queremos hacer. Grande es la promesa de la Ciencia Cristiana, al igual que la alegría que nos trae, pero lo que nos exige es igualmente grande.

De una charla para un curso de enfermeros clínicos

Pregunta: ¿Cómo trataría usted el problema de los niños hambrientos en Africa?

Respuesta: Según pienso, creo que si estuviera allí, haría lo mismo que ustedes — tomaría en mis brazos a todos los que pudiera y los alimentaría con toda la comida que pudiera conseguir — y, además, mientras estuviera haciendo esto, confío en que pueda recordar el volver mis pensamientos con sinceridad y esperanza a Dios para que me guiara a que hiciera aún más — con inteligencia — no sólo para satisfacer las necesidades humanas inmediatas de la multitud, sino para dar pasos prácticos e inspirados para sanar los temores, odios, malentendidos y crueldades que acarrean sufrimiento a la humanidad. Hacer menos que eso, no sería cristiano: pero me encuentro aquí, y no creo que mi ubicación geográfica pueda impedir que contribuya ni que se silencien mis oraciones, las que incluyen confianza en Dios para sanar los errores fundamentales del pensamiento humano, que resultan en guerras, pestilencias e inanición.

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