El deseo de comprendernos unos a otros es tan irreprimible como la llegada de una nueva estación. Los deseos de conocer a nuestro prójimo son más profundos de lo que se ve a simple vista; en especial, lo que está en su corazón, lo que impulsa su vida, lo que le da valor y también alegría. Es alentador ver que diplomáticos y jefes de estado mantienen conversaciones, pero, a menudo vemos que las conversaciones que mantiene la gente que no es tan prominente también son importantes y, quizás, más eficaces para contribuir a establecer la estabilidad que tanto se necesita en nuestro mundo actual.
Nos parece que será útil publicar algunas conversaciones de este tipo que se llevaron a cabo recientemente, y que muestran cuál es el enfoque que los Científicos Cristianos dan a algunos de los temas más importantes de nuestra vida. No hay nada oculto ni secreto sobre nuestra Iglesia. Desde el momento en que sus puertas se abrieron por primera vez hace más de cien años, se le ha dado la bienvenida al público en nuestros cultos religiosos. Toda Iglesia de Cristo, Científico, mantiene una Sala de Lectura en la que se dispone de una amplia gama de información. No obstante, en un mundo que pone más énfasis en la tecnología que en el espíritu interior, ha habido muchos malentendidos acerca de la Ciencia Cristiana.
A Científicos Cristianos les fueron formuladas las siguientes preguntas en un contexto u otro, y nos hemos esforzado por reproducir lo mejor posible las respuestas tal como se dieron. Parte de este material se extrajo de cartas enviadas a la oficina de información de nuestra Iglesia, el Comité de Publicación. Otros puntos fueron expuestos durante charlas para iglesias vecinas o grupos educacionales en donde se invitó a Científicos Cristianos. Estos puntos no pueden considerarse una exposición de la política de la iglesia, sino, más bien, una ventana que permite ver las convicciones religiosas de los Científicos Cristianos y la naturaleza de nuestra Iglesia.
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