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Un “varón conforme a mi corazón”

Del número de julio de 1986 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Por qué cuando miramos a un atleta competir en los Juegos Olímpicos y ganar una medalla de oro nos sentimos emocionados y nuestro espíritu se eleva?

No es necesario que conozcamos al atleta. El o ella no tiene que ser de nuestro país necesariamente. No es preciso que hayamos tenido una experiencia personal en particular, ni siquiera interés en los deportes mencionados. Sin embargo, cuando vemos a ese individuo esforzarse y luego lograr la meta que se había propuesto, sentimos una admiración y alegría incontenibles que se manifiestan en una gran exclamación de entusiasmo, expresada audible o inaudiblemente.

Durante la crisis en las Islas Malvinas, la película británica Carros de fuego se estaba exhibiendo en la Argentina. El tema está basado en hechos reales acerca de los atletas británicos que compitieron en las Olimpíadas de los años 20. En diferentes momentos de la película, varios de los personajes principales ganan las competencias, después de superar toda clase de dificultades. Los atletas ganadores son todos británicos.

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