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Encuentre a su Padre verdadero

Del número de enero de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cristo Jesús‚ el cristiano por excelencia‚ se refirió a Dios como el Padre. Por ejemplo‚ cuando enseñó a sus discípulos a orar‚ comenzó con las palabras: “Padre nuestro”. Mateo 6:9. También dijo a sus seguidores: “No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre‚ el que está en los cielos”. Mateo 23:9.

La comprensión de que hay un sólo Padre‚ Dios‚ promueve nuestro progreso espiritual y nos libera de estar bajo la dependencia de padres humanos.

Cuando nuestra madre falleció‚ siendo yo todavía un bebé‚ nuestro hogar se desbandó. Mi padre‚ mis hermanas mayores y hermanos se fueron cada cual por su lado. A mí me encontraron un hogar con la familia de mi madre. Algunos años después‚ cuando‚ siendo niño‚ iba camino a la escuela‚ un desconocido me detuvo para hablarme. Me preguntó si sabía quién era él. Como nunca lo había visto‚ le contesté que no. Continuó mirándome y‚ con lágrimas en los ojos‚ me dijo: “Hijo mío, soy tu padre”.

Esta experiencia tuvo un efecto saludable en mi niñez‚ porque me forzó a buscar una solución; a buscar raíces más profundas. Mi deseo de tener padres humanos era más notorio en mi relación con amigos jóvenes‚ quienes siempre hablaban acerca de la relación íntima que tenían con sus padres. Finalmente‚ la respuesta a muchas de mis oraciones para obtener una identidad más segura‚ llegó de una manera que constituyó un momento decisivo en mi vida. Cuando todavía era un adolescente, empecé a estudiar la Ciencia Cristiana.

Esta Ciencia me enseñó que Dios es tanto mi Padre como mi Madre; que El es el único Ser completo‚ autoexistente y omnipresente‚ el único Padre-Madre Dios‚ la única Mente infinita; que su totalidad es la fuente e inteligencia de Sus ideas; que El es el único creador‚ el verdadero Padre de todos.

La palabra padre fue cobrando un nuevo significado para mí a medida que‚ mediante mi estudio de la Ciencia Cristiana‚ iba aprendiendo más acerca de mi relación con Dios. Una luz intensa y penetrante iluminó las Escrituras‚ y varias curaciones que tuve me alentaron a medida que continuaba con mi estudio.

Una comprensión amplia acerca de Dios como Padre, tiene un significado especial en nuestro progreso espiritual. Transforma nuestra actitud para con nuestro prójimo y nutre un tierno interés por el mundo entero. Nos eleva por sobre todo lo que es mortal y limitado. La Sra. Eddy escribe: “Dios es el Padre‚ infinito‚ y esta gran verdad‚ cuando se la comprenda en su metafísica divina‚ establecerá la hermandad entre los hombres‚ pondrá fin a las guerras‚ y demostrará 'en la tierra paz‚ buena voluntad para con los hombres' ”. The First Church of Christ‚ Scientist‚ and Miscellany‚ pág. 279.

No hay poder o fuerza que impida o desvíe nuestro progreso espiritual; éste es gobernado por Dios. Puede que haya veces en que esta ruta que conduce al cielo parezca difícil‚ aun para los más sinceros y dedicados. Pero‚ a menudo‚ esto se debe a que no nos dejamos llevar por la corriente descendente de opiniones mortales populares. Por el contrario‚ recurrimos al Padre en busca de más amor‚ humildad‚ ternura y gracia‚ y estamos creciendo en sabiduría. Cuando buscamos humildemente Su perfecta dirección‚ Dios nos aconseja y dirige. Esto es verdad‚ porque Dios es Amor; de Su propia infinitud El creó al hombre, y el hombre expresa Su compleción.

Tal como se espera que un niño obedezca a su padre humano, nosotros también debemos ser obedientes a nuestro más alto concepto del Principio, o Dios. Esto lo hacemos cuando nos aferramos a la Palabra inspirada de las Escrituras y rehusamos abrigar opiniones falsas basadas en los sentidos materiales.

Una de estas falsas creencias que ha limitado a la humanidad es la teoría mortal sobre la herencia. Pero el recurrir a este Padre-Madre Dios como nuestra fuente de vida‚ nos ayudará a liberarnos de condiciones hereditarias humanas y de sus problemas concomitantes. Las condiciones hereditarias son parte del sueño de Adán‚ descrito en el segundo capítulo del Génesis. Pero el hombre creado por Dios, el único hombre que existe‚ es 100 por ciento espiritual; no puede ser el efecto de dos opuestos‚ del Espíritu y de la materia. La materia‚ o el sentido material‚ es una creencia falsa que no tiene creador‚ ni tiene existencia real.

Nuestra verdadera herencia espiritual‚ con un Dios perfecto como Todo‚ es descrita en el primer capítulo del Génesis. Esta narración espiritual de la creación es la base para llamar a Dios nuestro Padre. El Apóstol Pablo lo dice así: “Un Dios y Padre de todos‚ el cual es sobre todos‚ y por todos‚ y en todos”. Efes. 4:6.

Podemos recurrir en humildad al poder irresistible de la Verdad‚ nuestro amado Padre en busca de todo el bien‚ y obedecerlo a El como nuestro único Padre. Este parentesco espiritual que todos tenemos con nuestro Padre-Madre Dios (también nuestros padres humanos son hijos de Dios) es práctico y puede ser demostrado en nuestra vida diaria.

No hace mucho‚ decidí ir a nadar con frecuencia a una piscina local. Un lunes por la mañana, al regresar al cuarto donde están los roperos (no había candados), descubrí que mi reloj‚ de bastante valor‚ había desaparecido. Después de informar a la administración‚ regresé a casa.

Como un hijo que recurre a su padre‚ simplemente pedí a Dios que me ayudara a ver a mi prójimo como un ser honrado, y que me ayudara a pensar y a hacer lo correcto con respecto a este desafío. Generalmente, en una situación como ésta, lo natural para mí habría sido no hablar más del asunto y continuar orando. Sin embargo‚ esta vez fui guiado a mencionar esta experiencia a un amigo íntimo‚ quien me dijo: “Avisa a la policía”. Mi primera reacción fue: “¿Con qué objeto? ¿Acaso no todos usan relojes?” Entonces me di cuenta de que esta actitud no estaba en consonancia con mi más alto sentido de obediencia; que no estaba de acuerdo con mi oración‚ en la que pedí ser guiado. De modo que di aviso a la policía.

Esa noche‚ nuestra filial de la Iglesia de Cristo‚ Científico‚ auspiciaba una inspiradora conferencia de la Ciencia Cristiana. El mensaje que obtuve en esta conferencia incluía un importante requerimiento: ver la verdad de que nosotros mismos y nuestro prójimo somos la creación espiritual de Dios; valorar la integridad‚ la entereza moral y la honradez dondequiera que aparezcan; rechazar como irreal el sentido falso y material de las cosas, y vernos a nosotros mismos — y a todos — como los amados hijos de Dios‚ bajo Su omnipotente cuidado.

Pasé el día siguiente investigando estas verdades en la Biblia y en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Di especial consideración y oración a tales palabras como Espíritu‚ espiritual y honradez.

El miércoles por la mañana‚ mi oración y estudio del día anterior me habían aportado una comprensión y convicción que no podían ser debilitadas por la falta de evidencia alentadora o de cualquier pista que llevara a encontrar el reloj. No había sabido nada acerca del reloj desde el lunes, pero la percepción espiritual del ser verdadero simplemente había rechazado la evidencia falsa llamada pérdida.

La claridad de esta comprensión fue tan gozosa e intensa que fui guiado a posponer mi diaria caminata al correo del pueblo porque sabía que dentro de unos minutos iba a tener noticias de que el reloj había sido hallado. La comprensión de la bondad de Dios para con todos Sus hijos fue, en ese momento, inspiradora. Y, mientras contemplaba a través de la ventana un tranquilo valle‚ me vino al pensamiento este pasaje del libro de Job: “Vuelve ahora en amistad con él‚ y tendrás paz; y por ello te vendrá bien”. Job 22:21.

Las verdades de la Ciencia Cristiana por cierto que me habían familiarizado con Dios; me sentí en paz‚ y el bien fue muy evidente‚ porque el teléfono sonó. La persona que llamaba me dijo que podía ir a la estación de policía a recoger mi reloj. Las circunstancias que condujeron a recuperarlo me hicieron pensar en estas palabras de una parábola de Jesús: “Hijo‚ tú siempre estás conmigo‚ y todas mis cosas son tuyas”. Lucas 15:31.

Al obedecer al Padre como a nuestro único Padre verdadero‚ ya no somos “huérfanos en la tormenta”. Nuestra nueva familia que está constituida de aquellos que tratan de hacer Su voluntad y dedicar sus vidas a El‚ aumenta con cada demostración de que Dios es nuestro único Padre-Madre, ahora y para siempre.


No habéis recibido el espíritu de esclavitud
para estar otra vez en temor‚
sino que habéis recibido el espíritu de adopción‚
por el cual clamamos: ¡Abba‚ Padre!

Romanos 8:15

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