Un joven a quien conozco pasó años de desdicha desesperada y destructiva, odiándose a sí mismo y recurriendo a las drogas para encontrar alivio. "Estaba en busca del cielo, y de mí mismo", me dijo tiempo después.
Con el tiempo, conoció al hermano de un amigo, un hombre que expresaba fortaleza y amor. Este hombre era estudiante de Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens), y le habló al joven acerca de esta verdad. Al cabo de pocas semanas el joven recurrió a la oración. Aceptando de todo corazón el nuevo concepto de Dios y del hombre que la Ciencia Cristiana expone, ganó la batalla y se liberó. Dejó las drogas, y hasta hoy está libre de ellas, sintiéndose mucho más feliz y menos egoísta.
¿Qué había ocurrido? Después de todo, comúnmente el adicto a las drogas inveterado va de mal en peor, e inclusive llega a morir. Las noticias en los diarios, la televisión y la radio indican que hay una ola creciente del hábito a las drogas, y del tráfico de éstas, en muchas partes del mundo debido a una variedad de causas. Las creencias populares dicen que si bien el adicto quisiera desistir del hábito, los síntomas pueden ser una severa prueba y no siempre se consigue el éxito.
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