La gente, se crea religiosa o no, casi por instinto recurre a un poder superior cuando enfrenta situaciones difíciles que no puede resolver por sí misma. “Oh, Padre, por favor ayúdame”, es la oración espontánea de muchos.
La Ciencia Cristiana nos capacita para orar con la esperanza de que nuestros deseos sinceros de sentir y de conocer la ayuda de Dios, serán cumplidos. Esta Ciencia revela que, puesto que Dios, el Amor divino, es Todo-en-todo, Su presencia siempre está allí mismo con nosotros. “¿Nos beneficiamos con la oración?”, pregunta la Sra. Eddy en Ciencia y Salud. Luego contesta: “Sí, el deseo que se eleva, hambriento de justicia, es bendecido por nuestro Padre, y no vuelve a nosotros vacío”. Ciencia y Salud, pág. 2.
Una clave para sentir la gracia de Dios es el deseo profundo de ser mejores. En lo más hondo de nuestro corazón, todos tenemos este deseo, porque nuestra naturaleza, en realidad, tiene su fuente en Dios. Como lo enseña la Ciencia Cristiana, Dios, el Amor puro, es quien creó nuestro ser verdadero a Su imagen, el hombre espiritual. Cuando oramos por la ayuda de Dios, en realidad estamos pidiendo que se nos dé una comprensión mejor de nuestra verdadera naturaleza — lo que en verdad somos como expresión de Dios — una idea más clara de todo lo que es puro y bueno acerca de nosotros.
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