Esta es una época de franqueza. Según parece, sabemos todo acerca de todo el mundo, desde nuestros vecinos hasta una estrella de cine. Pero, a menudo, en este torbellino de información y — con mucha frecuencia, información falsa — tal vez se pierda de vista lo más importante de todo: lo que el corazón siente con vehemencia sobre las cosas recónditas de la vida.
Hemos pensado que a los lectores les gustaría leer algunas de las respuestas que se han dado sobre esas “cosas... de la vida”, preguntas que Científicos Cristianos han respondido en una variedad de oportunidades. Parte del material ha sido tomado de la correspondencia del Comité de Publicación, la oficina de información de nuestra Iglesia. Otras respuestas proceden de charlas que han dado Científicos Cristianos en ocasión de haber sido invitados a reuniones en otras iglesias o grupos educacionales. Otras respuestas han sido provistas de una manera informal en cartas o diálogos.
Estas preguntas y respuestas no se presentan con el propósito de ser una declaración de la política de la Iglesia, sino para que sean como una ventana a través de la cual se vea lo que piensan los Científicos Cristianos y la naturaleza de nuestra Iglesia.
Respuesta a una pregunta formulada por carta
Pregunta: ¿Cómo difunden ustedes el evangelio? ¿Son una iglesia evangélica?
Respuesta: Para un Científico Cristiano, difundir el evangelio significa primordialmente dar testimonio del amor de Dios para con Sus hijos siguiendo a Cristo Jesús en la vida diaria lo más fielmente posible. El dar testimonio de Su omnipotencia significa amar a nuestro prójimo por medio de obras, sanando a la humanidad del pecado y la enfermedad. La preparación evangélica de un Científico Cristiano es su oración y estudio diarios de la Biblia, y de los escritos de Mary Baker Eddy, la Fundadora de esta religión.
De una charla dada a un seminario luterano
Pregunta: Cuando ustedes hablan del hombre como reflejo de Dios, ¿incluyen también a las mujeres?
Respuesta: Por supuesto que sí. Hombre es un término genérico. No tiene nada que ver con el género humano ni con la sexualidad. De la misma forma, nos referimos a Dios como Padre y Madre para honrar la compleción del Padre-Madre divino.
De una charla a una clase de adultos, estudiantes de una Escuela Dominical
Pregunta: ¿Se realizan rápida y fácilmente las curaciones en la Ciencia Cristiana?
Respuesta: A menudo, los Científicos Cristianos experimentan curaciones rápidas, y aun instantáneas, cuando simplemente recurren a Dios y dejan que Su amor se derrame en sus vidas. Otras veces, la curación tal vez requiera que pasemos por un período de esfuerzo consagrado y de lucha para obtener la luz espiritual. Creo que casi todos los Científicos Cristianos podrán decirles lo maravilloso e importante que es tener una curación instantánea, pero creo que la mayoría de ellos estarán dispuestos a admitir sin dilación que las curaciones que han requerido oración y ayuno de su parte — oración y estudio realmente consagrados para llegar a conocer a Dios y nuestro parentesco con El — con frecuencia han sido ocasiones de profundo crecimiento espiritual.
Del material proporcionado a un autor que escribió sobre la Ciencia Cristiana
Pregunta: ¿Cómo se determina la diferencia entre lo que es curación y lo que es coincidencia? ¿Cómo sabe usted que una buena experiencia no ha sido una mera cuestión de suerte?
Respuesta: Este es un ejemplo tomado de un testimonio que se dio en una reunión vespertina de los miércoles. Un señor dijo que había orado para que Dios lo guiara antes de manejar su automóvil por caminos secundarios y en malas condiciones de una larga ruta montañosa. Al ir por un camino empinado y poco transitado, se le descompuso el coche, y no pudo hacer nada para arreglarlo excepto recurrir nuevamente a Dios en oración. Al poco rato, pasó un camión lleno de obreros, se detuvo y, alegremente, los obreros dieron vuelta al auto para que, sin utilizar el motor, pudiera deslizarse cuesta abajo hacia el pie del camino. Desde allí, lo empujaron a un taller de mecánica, que él no sabía que existía, y, luego, los obreros siguieron su camino, despidiéndose amigablemente con expresivos gestos y saludos. Después de contar esta experiencia, el testificante observó: “Ahora bien, no puedo decir que esto me ocurrió por el mero hecho de que soy Científico Cristiano. Después de todo, ¡a los demás también le suceden cosas buenas! Pero lo que puedo decir es que, desde que me dediqué a estudiar Ciencia Cristiana, he encontrado que esa clase de experiencias ocurren cada vez más en mi vida diaria. Y aún más, ahora examino tales experiencias con mayor profundidad de lo que lo hubiera hecho antes. En otra época hubiera pensado: ‘¡Qué experiencia tan afortunada!’, y lo hubiera dejado allí. Ahora reconozco el hecho de que la amabilidad y la camaradería expresadas por esos obreros son el reflejo del Amor divino que es Dios, y que este Amor es el Principio gobernante del universo y está siempre presente para responder a los pequeños y grandes desafíos que enfrentamos a lo largo de nuestro camino”.
De una charla dada a un grupo de jóvenes de una iglesia congregacional
Pregunta: ¿Oran ustedes a Jesús?
Respuesta: No. La razón de ello es que Jesús oraba a Dios, no a sí mismo, ni a los profetas o a los santos. El Salvador oraba a Dios fervientemente. Enseñó a sus seguidores a orar al “Padre nuestro que estás en los cielos”. No oramos a Mary Baker Eddy, ni a través de ella (en caso que ésta sea otra pregunta que deseen formular). Ella siguió el ejemplo de Jesús y oraba a Dios. Los estudiantes de Ciencia Cristiana hacen lo mismo. Consideramos a Jesús tal como dijo que era, “el camino, la verdad y la vida”. Su ejemplo maravilloso es la esencia misma de nuestros esfuerzos por vivir su Sermón del Monte y llevar a cabo la obra de nuestra salvación. Reconocemos a Jesús como Jesús el Cristo, o Cristo Jesús.
De una charla dada en una universidad para una clase sobre religiones americanas
Pregunta: “¿Qué quiere decir Mary Baker Eddy con la expresión mente mortal?
Respuesta: Es un término usado por la Sra. Eddy para describir el pensamiento humano no regenerado, en contraste con lo que el Nuevo Testamento llama ese “sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filip. 2:5). Es realmente el equivalente a los términos mente carnal o la carne que utiliza Pablo. Mente mortal se refiere a la multitud de cosas que se resumen en palabras tales como odio, prejuicio, egoísmo, codicia, envidia, enfermedad, todo aquello por lo que Cristo vino a salvarnos o redimirnos. (Esta palabra se encuentra descrita en más detalle en el libro de texto de nuestra religión, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, pág. 114.)
De una declaración proporcionada al periodista de una revista
Pregunta: ¿Cómo reacciona su iglesia al haber recibido últimamente tanta atención por parte de los medios de comunicación?
Respuesta: Permítame decirle que la Ciencia Cristiana no tiene una historia plácida y dichosa, como no la tiene ningún otro movimiento religioso que haya sobrevivido por más de un siglo. Los Científicos Cristianos, al igual que la gente en muchas otras iglesias, piensan que los desafíos no son categóricos reveses más de lo que son en las vidas de las personas. Muchas veces los desafíos nos hacen expresar mejor el carácter cristiano, nos ponen más de acuerdo con la época, nos hacen más tolerantes y fuertes, nos hacen estar mejor informados sobre los puntos de vista de los demás, lo que nos obliga a meditar sobre lo que pudimos haber aceptado de una forma demasiado superficial, especialmente, en términos del discipulado cristiano.
Algunas de las obras de la Sra. Eddy — tales como No y Sí y Pulpit and Press — dan un relato directo de la manera en que la Fundadora de la Ciencia Cristiana contempló y respondió a los distintos desafíos, preguntas, interpretaciones erróneas, y demás, en los años formativos de la Iglesia. Y francamente, algunos de los problemas que la Ciencia Cristiana (y en cierta medida, la religión en general) enfrenta hoy en día, no son tan diferentes de los que enfrentó a fines del siglo diecinueve y principios del veinte.
