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En los brazos del Amor divino

Del número de octubre de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Es muy hermoso estar en los brazos de mamá. Uno se siente abrigado, feliz y seguro. ¿Recuerdas alguna vez en que hayas estado lejos de tu mamita y que deseabas mucho estar en esos brazos tiernos y seguros?

Aun cuando alguna vez tuvieses que estar lejos de tu mamita, podrás sentirte siempre seguro, abrigado y bien. Eso es porque Dios es el Amor divino, tu Padre-Madre Amor. ¡Dios te ama con un amor tan grande, tan poderoso y tan tierno! ¡No existe nada que pueda ni siquiera intentar tocarte!

¿Recuerdas lo que hacía Cristo Jesús cuando veía gente que estaba triste o enferma o que era mala? El sabía que estaba con Dios y que podía ver lo que Dios veía, es decir, el bien. El podía sanar porque escuchaba atentamente a Dios y estaba cerca de El. Cualquiera puede estar con Dios, escucharlo atentamente y encontrar ayuda. Mi hijita y yo pudimos probar esto.

Cuando Melinda tenía dos años de edad, le gustaba mucho ayudarme. Un día, mientras yo estaba limpiando, me dijo que quería ayudarme. Tomó, directamente de la alacena, una botella de líquido limpiador. El líquido le salpicó justo en los ojos, y Melinda se puso a llorar a gritos. La levanté en brazos y la lavé. Luego nos sentamos en la cama y la tuve en mis brazos.

Recurrí a Dios como Madre, de modo que yo pudiera sentir el amor que sabía estaba en todas partes. Y, ciertamente, ¡allí estaba! Yo sólo pensaba en el amor de Dios como Madre y en los brazos del Amor divino abrazándonos a las dos. El Amor me dijo que éramos hijas de Dios; y, por supuesto, que Dios estaba allí mismo; ciertamente los brazos del Amor nos rodeaban, dándonos seguridad; por tanto, nada podía tocarnos.

¡Estábamos tan unidas al Amor divino que no había lugar para nada más! ¿Cómo podíamos tener temor si nos sentíamos tan cerca de Dios, y de Su amor como Madre?

Nos quedamos sentadas allí en silencio, sintiendo que los brazos del Amor nos rodeaban. Después de un rato, Melinda saltó de la cama. Decidimos salir a caminar y ni siquiera volvimos a pensar en el incidente del líquido limpiador. ¡Nuestro Padre-Madre, Dios (y el tuyo) nos había asegurado que todo estaba bien!

Ahora bien, si nosotras sentimos ese amor, ¡tú también puedes sentirlo! Si estás triste o lastimado, puedes sentirte bien con tu Padre-Madre, Dios. Siéntate en silencio para poder escuchar lo que Dios te está diciendo. El Amor divino siempre está allí. Dios te ama mucho. Por grande o pequeño que seas, los fuertes brazos del Amor siempre te están abrazando tiernamente.

Nota para los padres:

Este incidente ocurrió en un momento en que yo tenía un profundo deseo de conocer mejor a Dios como Madre. Había leído Ciencia y Salud por la Sra. Eddy del principio al fin, pensando en la palabra Madre cada vez que se hacía referencia a Dios. También, cuando estudiaba la Lección Bíblica semanal del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana y cuando leía en la Biblia alguna referencia a Dios, yo pensaba en Madre.

Durante este estudio tuve un sentido totalmente nuevo de Dios. Dios, como Padre y Madre, es poderoso así como infinitamente compasivo y tierno. Dios es el Principio siempre presente e invariable, operando perpetuamente.

Comencé a sentirme cerca de Dios de una manera muy especial. Estaba aprendiendo a ser la hija de Dios, a acudir a Dios con más constancia en todo momento en busca de ayuda, guía y curación.

Cuando se derramó el líquido limpiador, para mí fue natural recurrir inmediatamente al Amor divino en busca de ayuda. Mientras lavaba a mi hija, escuchaba lo que el amor de Dios, como Madre, me estaba revelando sobre la verdad del ser del hombre. Al tener a la niña en mi regazo, comencé a sentir este poderoso Amor sobre el que yo había estado estudiando tanto. Sólo tuve consciencia de ese maravilloso Amor tan cerca de mí. Sentí como si todos estuviésemos juntos en un gran abrazo.

Este sentido espiritual de unidad con Dios destruyó por completo todos los pensamientos de temor, confusión, autocondenación y accidente. Una vez que desaparecieron de la consciencia los pensamientos de temor y de accidente, no podía haber ninguna evidencia de ellos en nuestra experiencia. La Sra. Eddy dice en Ciencia y Salud: “Expulsad el error del pensamiento, y su efecto no aparecerá”.Ciencia y Salud, pág. 40. El sentido de la presencia del Amor simplemente llenó cada rincón de mi pensamiento, no dejando lugar para nada más. Nos sentimos libres para continuar nuestro camino con regocijo.

Las experiencias de curaciones en los artículos del Heraldo se verifican cuidadosamente, incluso en los artículos escritos por niños o para niños.

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