Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Aprendiendo el lenguaje del Espíritu

¿Qué queremos decir con la palabra error?

Del número de octubre de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A veces, cuando la gente escucha, por primera vez, acerca de la Ciencia Cristiana, se sorprende de ciertos términos y expresiones usados en una manera que no le es familiar. Uno de estos términos es la palabra error.

Este es un término usado ampliamente en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Y se escucha en las conversaciones de los Científicos Cristianos.

¿Qué significa este término? ¿Es simplemente un sinónimo del mal, otro nombre para algo malo? ¿Es una clase de eufemismo que se usa para evadir el referirse a la enfermedad abiertamente?

Respondiendo primero a la última pregunta, la respuesta es un ¡No! rotundo. El error no es un eufemismo. Ni tampoco es sólo sinónimo del mal. La palabra tiene un significado exacto, o cristianamente científico, como toda la terminología de la Ciencia Cristiana. Comprender su significado ayuda a cualquiera a practicar la curación cristiana, ya sea que comience a estudiar esta Ciencia o que la haya estudiado por mucho tiempo.

Cuando reflexionamos acerca de la declaración de Cristo Jesús: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, ... conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, Juan 8:31, 32. el significado de la palabra error comienza a evidenciarse. Si la verdad nos hace libres, ¿de qué nos está liberando? Es obvio que no es de la verdad, sino del error.

¿Y cuál es el error básico que la verdad espiritual, enseñada por Cristo Jesús, corrige? Encontramos la respuesta en Ciencia y Salud, bajo la pregunta: “¿Qué es el error?” Parte de la respuesta dice: “El error es una suposición de que el placer y el dolor, la inteligencia, la sustancia y la vida, existen en la materia”.Ciencia y Salud, pág. 472. El error es, entonces, definido como la impresión de que vivimos una vida material, contenida en el cuerpo. Este concepto se basa en los sentidos corporales y en el pecado de creer que Dios, el Espíritu, no lo es Todo. Es, básicamente, una equivocación, un error de juicio (aunque no es un juicio equivocado de poca importancia).

Cristo Jesús, quien era impecable, no cometió esta equivocación. Su juicio era exacto. El sabía que el hombre es hijo de Dios, el Espíritu. No suponía que el hombre era un ser material y errante, abandonado a valerse por sí mismo en un universo material. Jesús sabía que el bien de Dios penetra todo el ser; que El otorgó este bien a Sus hijos libremente, como una dádiva. “A vuestro Padre le ha placido daros el reino”, Lucas 12:32. dijo. Pero nos dijo que para obtener este reino, tenemos que cambiar completamente nuestra vida y pensamiento. En efecto, tenemos que nacer de nuevo. Y esta vez nuestro entendimiento de quiénes somos tiene que ser totalmente creado y puramente formado mediante una comprensión, cada vez mayor, de lo que es el Espíritu, Dios, y de nuestra propia naturaleza como imagen y semejanza del Espíritu.

El comprender que el error no es simplemente otro nombre para algo malo, influye grandemente en nuestra manera de orar. Nos ayuda a ver que no estamos tratando de hacer que la Ciencia Cristiana “trabaje” dentro de la estructura de un mundo material. Este concepto de un mundo material no es sustancia, es un falso concepto. Lo que tenemos que hacer no es cambiar algo real, sino corregir un error — un concepto erróneo y pecaminoso — con la ayuda del Cristo, la misma idea espiritual de Dios que fue tan poderosa en el ministerio de Jesús.

En cuanto a la curación de la enfermedad, llegamos a percibir que nuestra oración está corrigiendo una ilusión con la verdad. Esto nos eleva por encima de un sentido temeroso y desesperado de tratar de remediar un problema material. Ciencia y Salud declara explícitamente: “Si la enfermedad es verdadera o idea de la Verdad, no podéis destruir la enfermedad, y sería absurdo intentarlo”.Ciencia y Salud, pág. 495.

Puesto que la enfermedad no es lo que parece, sino que es un aspecto del error de pensar que Dios, el Espíritu, está ausente, entonces, no es de sorprenderse que las enfermedades físicas sean sanadas mediante la oración que afirma y confirma la gran verdad acerca del todo de Dios, y la nada del mal. Esto es exactamente lo que hace la oración que se conoce en la Ciencia Cristiana como tratamiento. Corrige el error humano y nos lleva a ver algo de lo que Dios ve. Nos da una vislumbre de Su hombre y creación perfectos como realmente son. Esto ha resultado en curaciones, mediante tratamiento en la Ciencia Cristiana, de huesos fracturados, caries dentales, fiebre, tendones desgarrados, enfermedades del corazón, leucemia, sordera y muchas otras dolencias, más numerosas de lo que se podría mencionar aquí.

Cualquiera que sea la dificultad, si la hemos de enfocar de acuerdo con la Ciencia del cristianismo, la designamos como error. Nuestras herramientas de trabajo son verdades espirituales acerca de Dios y del hombre. El mantenerse firme en esta comprensión científica y espiritual, es esencial para la curación. La manera en que vivimos — nuestra moralidad y nuestra espiritualidad — determina el grado de nuestra percepción o comprensión de la verdad espiritual. Nuestra demostración realmente no puede exceder nuestro propio “nivel de vida”, de honradez, pureza y abnegación por mucho que deseemos que así sea. Pero incluso cierto grado de corrección práctica para armonizar nuestra vida con el Cristo, la Verdad, tiene un poderoso efecto sanador. Empieza a eliminar el error y la distorsión proyectada por los sentidos físicos.

La Sra. Eddy unió una vez la palabra sombra con la palabra error, ayudando así a que se evidenciara la total insustancialidad que ella quería que se percibiera mediante el término error. ¡Cuán esencial es que nunca agreguemos a este término familiar ningún valor, alcance, tiempo, ley, sustancia, acción o poder imaginarios. Ciencia y Salud le recuerda al lector: “El error siempre es error. No es alguna cosa”.Ibid., pág. 554. Después de todo, un error, por su naturaleza misma, sigue siendo un error, a pesar de lo extensa que pueda ser la equivocación. El error es un concepto equivocado acerca de Dios y del hombre. Pero a la luz de la Verdad divina, no tiene ni existencia ni consecuencia.

Para mayor estudio, ver, por ejemplo, las declaraciones de la Sra. Eddy en Retrospección e Introspección 25:13–14 y en Ciencia y Salud 472:13–23, 543:18–19, 484:23–26, 14:25–30, 400:12–21, 346:16–17, 329:36–330:3, 201:17–20, 466:13–19, 353:25–27.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 1987

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.