¿Qué sabía yo de Cristo Jesús antes de estudiar la Ciencia Cristiana? Muy poco; no me interesaba mucho. En mi limitado juicio, tenía la impresión de que él había condenado fríamente a todos los que no eran creyentes al fuego del infierno. Pensaba que nuestro Salvador debería haber sido un poco más compasivo. Y no me interesaba saber mucho más acerca de él.
Cuando comencé a concurrir a los servicios religiosos de la Ciencia Cristiana y a estudiar la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, descubrí que estaba totalmente equivocada con respecto a Jesús. Abrí mi pensamiento y los ojos, ¡y vi que había mucho que aprender acerca del Mesías! No era Jesús, sino yo misma, quien me estaba condenando a una existencia sin amor por no conocer y aceptar el gran amor de Dios por el hombre, tan claramente demostrado en la vida y las enseñanzas de Jesús.
Claro que el amor por el Maestro no puede ser forzado. La reverencia mecánica o inspirada por el temor es de poca utilidad. He llegado a percibir que la verdadera gratitud entraña el apreciar la vida y obras de nuestro Salvador. Y las apreciamos mejor cuando aprendemos a seguirlo a él.
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