Yo era una oficinista de la empresa que pertenecía al matrimonio Hill, y estaba presente durante el “incidente del acero”. Recuerdo que todos nos quedamos muy asombrados luego de recibir la llamada telefónica informándonos del error en la entrega del acero. La empresa estaba contando con la rápida entrega del acero para poder cumplir con un pedido muy importante. Todos estaban muy callados después de la llamada. La Sra. Hill salió de la oficina, y los empleados volvimos a nuestro trabajo como mejor pudimos.
Recuerdo que pensé en cuánta fe en la Ciencia Cristiana siempre habían tenido el Sr. y la Sra. Hill. La Sra. Hill me había dicho cómo ellos habían aplicado muchas veces el entendimiento que ellos tenían de Dios para solucionar problemas que impedían el crecimiento de la empresa. Me sentí segura de que su fe y entendimiento los sostendrían en esa crisis también.
Aproximadamente quince minutos después que la Sra. Hill salió de la oficina, se recibió una llamada telefónica de una compañía de subastas, y el Sr. Hill la contestó. El hombre que llamaba necesitaba un comprador para un cargamento de ¡exactamente el mismo tipo de acero especial que nosotros necesitábamos!
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