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Lo que puede hacer el Amor

Del número de diciembre de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


No hay ninguna situación que esté más allá de la ayuda del Amor divino. En la naturaleza abundan enternecedores indicios que muestran que el Amor divino apoya todos nuestros esfuerzos correctos.

Consideremos, por ejemplo, a esos “pastores” del mar, los delfines. Tal vez, debido a que sus crías nacen debajo del agua y tienen que ser llevadas rápidamente a la superficie para que empiecen a respirar, los delfines tienen fama de que instintivamente ayudan a las demás criaturas en dificultades a que salgan a la superficie y permanezcan a flote. Se ha informado que marinos, cuyos barcos han naufragado lejos de la costa, han sido mantenidos a flote y conducidos de esa manera a un lugar seguro. Y, por sorprendente que pueda parecer tal rescate, el Amor puede hacer aún más.

El Amor divino es capaz de rescatar y liberar a aquellos cuyas vidas, en sentido figurado, han naufragado a causa del pecado, la enfermedad o la aflicción. De modo que nadie, en ninguna parte y en cualquier situación que se encuentre, es dejado sin esperanza de curación. El Amor es infinito, el Espíritu omnipotente, la única Mente que conoce y constituye todo ser real y todo el bien. El Amor satisface todas las necesidades humanas, pero es preciso que despertemos espiritualmente para comprender esto.

Dios actúa mediante Su Cristo, Su idea espiritual sanadora y redentora, para salvar a quienes, en el renacimiento espiritual, están luchando para elevarse aun por encima de lo que parece una situación imposible. El rechazar la tentación de darnos por vencidos puede parecer, a veces, que requiere que hagamos un esfuerzo extraordinario y hasta penoso. Pero, en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy ofrece una explicación divinamente inspirada para consolar y alentar nuestra persistencia. Escribe: “Al despertar a las exigencias de Cristo, los mortales experimentan sufrimientos. Eso los obliga, como a quienes se están ahogando, a hacer esfuerzos vigorosos por salvarse; y gracias al precioso amor de Cristo, esos esfuerzos son coronados de éxito”.Ciencia y Salud, pág. 22.

El amor de Cristo para con la humanidad se expresó libremente en la vida pura de Cristo Jesús, sanando y salvando a multitudes. Jesús demostró totalmente la unidad del hombre espiritual con su creador — hombre creado a la semejanza de Dios — y dio prueba del poder redentor que esto confiere. Por medio de la parábola del Maestro acerca de un pastor que tenía cien ovejas, de las cuales una se perdió, Ver Lucas 15:1–7. podemos ver lo que el Amor divino — el cual pastorea a la humanidad mediante el amor de Cristo que incluye a todos — puede hacer aun por aquellos que se extravían ignorantes del peligro. El pastor sabía la necesidad de ayuda que tenía la oveja perdida; dejó el rebaño para encontrarla y rescatarla. Y volvió con gozo, trayendo en sus brazos a la confiada criatura.

En algunos aspectos, parece haber una similitud entre esta parábola y la curación de Zaqueo. Sus coterráneos lo despreciaban, pues era en su región el jefe de recaudadores de impuestos para los gobernantes romanos. Cuando supo que Jesús se acercaba, se subió a un árbol para mirar por sobre la muchedumbre, y poder ver al hombre a quien tantos llamaban Maestro.

¿Sabía Zaqueo que él era una de “las ovejas perdidas de la casa de Israel”? Mateo 15:24. ¿Sabía que necesitaba ser rescatado? El relato no lo dice. Pero, Jesús evidentemente sabía la necesidad que tenía Zaqueo del Cristo redentor, porque se nos dice que el Maestro miró hacia arriba, lo vio, y le pidió que bajara y fuera su anfitrión.

Aparentemente, por medio del amor de Cristo que expresaba Jesús, Zaqueo sintió remordimiento y arrepentimiento, e inmediatamente empezó a responder a la exigencia que le hacía este amor. Ofreció que “si en algo [había] defraudado a alguno”, Lucas 19:8. se lo devolvería cuadriplicado.

El resumen de Jesús sobre esta curación en seguida nos hace pensar en la parábola de la oveja perdida que fue encontrada. Dijo: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Lucas 19:10.

Mediante el Cristo, el Amor divino da impulso a la salvación para todos, ayudando a quienes la buscan, y también encontrando a quienes ignoran que tienen necesidad de ser salvados. Un estudiante de la Sra. Eddy recuerda que ella dijo en sustancia: “El Amor es un Pastor que se adentra en la oscuridad de la noche, en la tormenta y en la ventisca, para encontrar a la oveja perdida. Este Pastor que es el Amor abandona la senda trillada, busca en el bosque y en el pantano, hace a un lado las zarzas y busca hasta encontrar a quien se ha perdido; después, lo acerca a Su regazo y vuelve para sanar y restaurar”. Irving C. Tomlinson, Twelve Years with Mary Baker Eddy (Boston: La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana, 1996), pág. 90.

El Pastor, que es el Amor, ejemplificado por Jesús, despierta a los que ignoran que necesitan ser ayudados. ¡Cuánto más sienten la ayuda del Amor los que ya están buscando despertar! El Amor puede elevar y liberar a todos los que se encuentran en situaciones desesperadas, aun a los que temen que sea demasiado tarde.

Por medio de la Ciencia que el Cristo reveló, comprobamos que el Amor divino está siempre disponible. Las ilustraciones de los delfines y del pastor nos dan ideas útiles sobre lo que puede hacer el Amor; y una explicación de Ciencia y Salud indica cuál es nuestra responsabilidad para comprender la gracia salvadora del Amor. El libro explica: “Toda la naturaleza enseña el amor de Dios hacia el hombre, pero el hombre no puede amar de Dios supremamente y poner todo su afecto en cosas espirituales mientras ame lo material o confíe en ello más que en lo espiritual”.Ciencia y Salud, pág. 326.

Podemos despertarnos y confiar en Dios para que nos salve, en vez de temer de que la materia nos pueda hundir. Podemos resistir a la desesperación y esforzarnos sinceramente por volver a nacer espiritualmente, por despertar a nuestra verdadera naturaleza como hombre espiritual e inmortal, creado a la semejanza de Dios. A medida que lo hagamos, sentiremos la guía y el apoyo divinos con certeza sistemática.

La Ciencia del Cristo exige que tengamos un solo Dios, una sola Mente, y que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, como prueba de que no hay mente aparte de Dios. En la lucha para responder a estas exigencias, el apoyo del Amor divino que nos guía como un pastor, es más que un aliado poderoso. El Amor es nuestra Madre y nuestro Padre, el Pastor que nos lleva — tierna y gozosamente — a lo largo del camino hacia el hogar, hacia la compresión espiritual. A medida que confiamos en el Amor y la Verdad, y los obedecemos, sabemos por encima de toda duda que, como el linaje amado del Amor, siempre estamos a salvo en el Espíritu, seguros en el Amor, porque el Amor es Todo. Y lo que puede hacer el Amor es todo lo que se necesita hacer.

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