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La demostración de Tomasito

Del número de diciembre de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La escuela era divertida para Tomasito. Le encantaba aprender cosas nuevas y escuchar historias. Le gustaba aprender a escribir. En los recreos se divertía mucho porque podía jugar con sus amiguitos.

Un día, después del recreo de Tomasito, la maestra lo llamó a su escritorio. Le tocó la frente pues parecía que tenía fiebre. Le dijo: “Creo que tienes que ir a la enfermería”, y le escribió una nota a la enfermera.

A Tomasito nunca lo habían mandado a ver a la enfermera y eso lo asustó. ¿Qué iba a hacer la enfermera? ¿Qué iría a encontrar?

El fue obediente. Llevó la nota a la oficina de la enfermera. Ella no estaba allí, así que se sentó a esperar.

Entonces empezó a pensar en lo que había aprendido en su clase de las Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. El maestro había dicho que el hombre refleja a Dios. Dios es bueno, por tanto, el hombre refleja sólo lo bueno, como nos lo muestra la vida de Cristo Jesús.

El maestro también dijo: “Cuando te miras la cara en un espejo, ves tu reflejo. Es una imagen de ti. El reflejo hace lo que tú haces. Dios nos creó a Su imagen, por lo tanto, sólo podemos hacer lo que Dios hace. Puesto que Dios es bueno, nosotros, en realidad, solamente podemos hacer el bien y ser buenos”.

Después, el maestro de la Escuela Dominical había leído algo de lo que la Sra. Eddy dice sobre reflejo: “Es real sólo lo que refleja a Dios”.Ciencia y Salud, pág. 478.

Tomasito sabía que, como él reflejaba a Dios, jamás podía reflejar enfermedad, sino sólo lo bueno y la salud.

Entonces pensó que no era necesario esperar a que volviera la enfermera, porque ahora estaba bien. Por eso, volvió a la clase.

Su maestra se sorprendió al verlo. El le dijo que la enfermera no estaba.

La maestra lo miró detenidamente. Le tocó la frente de nuevo y se dio cuenta de que no tenía fiebre. “¿Cómo te sientes?”

“Muy bien”, le contestó.

Ella asintió con la cabeza y dejó que Tomasito se quedara en la clase.

El se sintió contento porque había entendido algo de lo que significa reflejar a Dios.

Nota de la madre:

Cuando Tomasito salió para la escuela esa mañana, ni él ni yo notamos que tuviera fiebre o malestar alguno. Cuando él volvió a casa y me contó lo sucedido y cómo había puesto en práctica lo que había aprendido en la Escuela Dominical, nos regocijamos juntos por su rápida curación. Sin duda, Dios es “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Salmo 46:1.

Las experiencias de curaciones en los artículos del Heraldo se verifican cuidadosamente, incluso en los artículos escritos por niños o para niños.

Alzaré mis ojos a los montes;
¿de dónde vendrá mi socorro?
Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra...
Jehová es tu guardador...

Salmo 121:1, 2, 5

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