En los últimos años, los medios publicitarios informaron sobre un caso que había suscitado profundos interrogantes: un médico proveyó veneno para que una paciente, que padecía de una enfermedad incurable, pudiera suicidarse. El médico justificó su proceder como un acto de misericordia.
Matar, suicidio, ¿un acto de misericordia, un último recurso?
¿Hay realmente enfermedades y situaciones irremediables en la vida, que sean incurables? No para el Cristo, que sana y redime, ahora y siempre.