Hace algún tiempo, tuve la oportunidad de ver una película para niños titulada Katy la oruga. Su argumento sencillo tuvo, para mí, un significado más profundo de lo que se hacía evidente al comienzo.
Katy no se conforma con ser una simple oruga, sino que sale al mundo para encontrar su verdadera vocación.
Después de varias experiencias, encuentra que ninguna de éstas es la vocación a la que ella se sentía llamada. En determinado momento, la madre naturaleza le dice que en este mundo nada se otorga mágicamente — que todos tenemos que trabajar para encontrar nuestro verdadero ser — y le da un libro para que lo estudie.
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