En algunos países se acostumbra despedir al huésped que parte con la bendición “Vaya en paz”‚ a la que se responde amablemente: “Permanezca en paz”.
Permanecer o vivir en paz es, naturalmente, el anhelo de mucha gente. Sin embargo, con frecuencia la paz parece frágil. Las relaciones, ya sean internacionales o individuales, parecen estar sujetas a ser perturbadas.
Para que podamos permanecer en paz, es vital que esa paz esté basada sobre un fundamento invulnerable. Sólo lo espiritual cumple con este requisito. Para que las relaciones pacíficas estén realmente protegidas, tiene que reconocerse que son derivadas de Dios, el Amor divino. Puesto que Dios es el Principio divino, el Amor, sólo el Amor es verdaderamente confiable, en realidad, imparcial, y está totalmente exento de ataques.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!