Antes de ser yo Científico Cristiano, la palabra Dios había perdido todo significado para mí. Había recibido una educación técnica científica, y el mundo material con sus aparentes leyes me parecía lo único tangible. Había momentos en que me preguntaba sobre la posibilidad de vencer la enfermedad, la decrepitud y la muerte. Pero cuando tales preguntas me venían al pensamiento, llegaba a la conclusión de que algún día la ciencia física llegaría a eliminar la enfermedad y la muerte.
Francamente tengo que admitir que estaba muy lejos de creer en la curación física sin el uso de medicamentos. Entonces, cuando sufría ataques esporádicos de malaria, los superaba tomando una gran dosis de píldoras. Pero la curación no se efectuaba por estos medios. Sólo me proporcionaban alivio temporario. Los resultados de un examen médico acabaron con toda esperanza de que podría obtener una completa curación mediante tratamiento médico.
Pero llegó el día en que supe acerca de la Ciencia Cristiana, la cual me enseñó que el hombre de Dios es creado a Su imagen. Que el hombre de Dios es incorpóreo, y que siempre expresa buena salud y dominio. Decidí dejar de tomar las píldoras para la malaria. Al mismo tiempo, me dediqué completa y asiduamente a leer la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. El estudio de estos libros me iluminó espiritualmente. Mi concepto acerca de Dios como un ser vago y lejano cedió a la comprensión de Dios como el Ser Supremo omnipotente, capaz de sanar cualquier enfermedad, aun la malaria, sin ayuda de medicamentos o cirugía.
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