Juanita se paró delante del tablero de anuncios para mirar cada muestra de escritura. Tampoco esta vez su trabajo figuraba allí. Hacía tres meses que habían comenzado a escribir en letras de imprenta. Aunque ella pensaba que hacía bien sus trabajos, la maestra nunca los había expuesto en el tablero. Algo no andaba bien.
Juanita siempre recurría a Dios cuando estaba preocupada. Lo que más le gustaba hacer durante la semana era concurrir a la Escuela Dominical de la iglesia de la Ciencia Cristiana. Allí, la maestra les hablaba sobre cómo orar. La oración es saber que Dios es bueno, en todo momento. Dios siempre ha sido primero, antes de cualquier otra cosa; así que lo creó todo a Su manera. Y, como El es el bien y nada más que el bien, hizo que todo lo que creó también fuera bueno.
Juanita sabía que todo esto quería decir que Dios posee todo el poder para mantener todo bien. Como hija de Dios, ella era semejante a El, también, muy buena. Muchas veces, cuando se había lastimado, ella había sanado con la oración, sabiendo que Dios cuidaba bien de ella.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!