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La curación: cuando oramos por nuestros amigos

Del número de mayo de 1987 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hay una historia en el Antiguo Testamento que está llena de desafíos que ponen a prueba al espíritu humano. No obstante, al mismo tiempo, es una historia que contiene abundantes lecciones sobre la constante devoción, el amor paciente y el triunfo en la adversidad.

El libro de Job relata el sufrimiento físico que enfrenta Job después de perder casi todo lo que le era valioso. Aun así, permanece fiel en su amor a Dios; y, como concluye el relato bíblico de su experiencia, sabemos que la salud de Job es restablecida y que su vida es renovada. La Biblia ofrece este comentario ilustrativo: “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job”. Job 42:10.

Tal vez este versículo del Antiguo Testamento tenga una valiosa lección para aquellos que hoy busquen la curación y aún no se hayan liberado del sufrimiento. La experiencia de Job, ¿acaso no pone de relieve un requisito fundamental de la curación espiritual: hacer todo lo posible para apartar el pensamiento de nuestras propias dificultades y recurrir a Dios, y orar de tal manera que bendiga desinteresadamente a toda la humanidad?

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