Dos personas que estaban atrás de mí en la fila de la oficina de correos, hablaban sobre las condiciones en que se encontraba el mundo. Una de ellas dijo: “Tengo que admitir que para mí lo más difícil es encarar las injusticias de toda clase.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!