A Miguelito le gusta mucho sentarse en la falda de su mamá y cantar con ella. Su canción favorita fue escrita por Mary Baker Eddy. Empieza así: “La colina, di, Pastor... ”Himnario de la Ciencia Cristiana, N.° 304. Miguelito y su mamá tienen una mecedora especial en la que se sientan a cantar juntos.
Un día, la maestra del jardín de infantes de Miguelito le pidió a su mamá que lo observara. La señorita Robin dijo que otros niños estaban enfermos.
La mamá pensó: “Miguelito es, en realidad, el hijo perfecto de Dios. Dios no le manda ninguna enfermedad. Miguelito relfeja a Dios, por eso no puede estar enfermo y tampoco pueden estarlo los otros niños. La señorita Robin ama a Miguelito y sólo le desea el bien”. La mamá oró para ver claramente que todos en la clase eran verdaderamente hijos perfectos de Dios. Así que nada malo podía ocurrir a Miguelito ni a los otros niños.
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