Esta es Tu Palabra, Dios amado, no la mía; dejo brillar Tu luz. Tu Palabra jamás vuelve a Ti vacía; esta Palabra me mantiene, sostiene, anima.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!