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Algunas preguntas y respuestas sobre Ciencia Cristiana

Del número de agosto de 1988 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Probablemente en ninguna otra época de la historia, la vida de la gente haya estado más llena de información sobre toda clase de temas. Nuestra era se ha llamado la era de la información. Y con el aumento de procesamiento de datos en computadoras, cualquiera que tenga una computadora en su casa, tiene acceso a una gama enorme de información que anteriormente sólo estaba disponible para organizaciones de investigación que contaban con numeroso personal. Sin embargo, todavía hay preguntas preguntas penetrantes, que solamente se pueden contestar “de corazón a corazón”, preguntas acerca de los temas profundos que tocan nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestros pensamientos acerca de Dios.

En esta serie, compartimos con nuestros lectores respuestas a preguntas que han surgido en conversaciones, intercambios de ideas y correspondencia sobre Ciencia Cristiana.

De una charla que se dio en una universidad cristiana

Pregunta: ¿Qué significa Dios para ustedes?

Respuesta: Es casi imposible poner en unas pocas palabras todo lo que Dios significa para nosotros. Me parece que el intelecto humano, por sí solo, no puede comprender la infinita naturaleza de Dios; se requiere un sentido espiritual más profundo para empezar a comprender a Dios. Probablemente ustedes piensen de manera similar. Dada esa premisa, permítanme decir lo que esté a mi alcance. Para nosotros, Dios es Espíritu divino, todo poder genuino, siempre presente, siempre activo. El es el bien infinito, sin vestigio de mal. No es indefinido, impersonal, ni tampoco simplemente como los falibles seres humanos, pero más grande. El es nuestro Padre-Madre, infinitamente cercano y amado, y nos cuida con ternura. En la actualidad, sólo captamos vislumbres de la naturaleza infinita de Dios, pero estamos orando y trabajando para llegar a comprender esa relación con Dios inmensamente profunda y total que Cristo Jesús vivió y exhortó a sus seguidores a vivirla.

De una carta a un investigador académico

Pregunta: ¿Por qué los Científicos Cristianos no dan estadísticas sobre el número de miembros?

Respuesta: En momentos en que el número de miembros de esta Iglesia estaba creciendo a pasos agigantados, su Fundadora, Mary Baker Eddy, introdujo una regla que establece que no debe darse a conocer públicamente el número de miembros de la Iglesia. Ella estaba convencida de que las cifras no miden con exactitud el genuino propósito cristiano ni la vitalidad espiritual, y desde entonces nuestra Iglesia ha cumplido con esa regla.

Si bien no hemos hecho pública la cantidad de miembros que tenemos, hay una lista de iglesias y practicistas de la Ciencia Cristiana en las últimas páginas del The Christian Science Journal, una publicación periódica de esta Iglesia. En efecto, dicha lista proporciona una manera fácil de contar la cantidad de iglesias para quien necesite esta clase de información.

De una carta a un investigador

Pregunta: Recientemente, leí en un periódico de gran circulación que los Científicos Cristianos no celebran los cumpleaños. Eso parece muy irrazonable. ¿Es realmente cierto?

Respuesta: Es obvio que el asunto de no celebrar cumpleaños no es de capital importancia para los Científicos Cristianos. Es algo que se decide enteramente sobre una base individual y familiar.

Tras lo que parece ser un asunto trivial, hay un punto más profundo. Los Científicos Cristianos se esfuerzan, de acuerdo con su desarrollo individual, por desechar todo lo que tienda a limitar sus capacidades e interferir con el descubrimiento de la identidad que Dios les ha otorgado. Y, francamente, el concentrarse en la edad material que tiene cada uno tiende a ser simplemente un obstáculo. ¿Cuán a menudo se da por sentado, sólo sobre la base de nuestra edad, que no podemos tomar parte en alguna actividad? O, ¿cuán a menudo se presupone que debemos atravesar ciertas fases sicológicas y hasta enfermedades físicas por el mero hecho de tener cierta edad en particular?

Vemos que el gozo y crecimiento verdaderos acontecen a medida que cambiamos nuestros puntos de referencia materiales —ya se traten de edad, historia familiar, monto de una cuenta bancaria, o aun suponer que somos primordialmente un cuerpo material— a lo que Dios nos está revelando sobre nuestra identidad y Su propósito para con nosotros. Lo principal es dejar que nuestra vida se derive cada vez más directamente de Dios. Y si los Científicos Cristianos dejan de lado rituales tales como las fiestas de cumpleaños, es porque han hallado formas más profundas y satisfactorias de sentir alegría y compartirla con sus familiares.

De una charla que se dio a una clase universitaria de teología

Pregunta: Los Científicos Cristianos, ¿interpretan la Biblia literal o figurativamente?

Respuesta: Creo que su pregunta es más compleja de lo que parece o de lo que a menudo se reconoce en debates sobre la infalibilidad de la Biblia. Hay muy pocos grupos, si es que queda alguno, que interpreten cada versículo de la Biblia literalmente. Ciertos pasajes bíblicos, como la declaración de Jesús: “Yo soy la puerta” simplemente no tiene mucho significado literal. Por otra parte, tomar toda la Biblia figurativamente, sería contradecir completamente la evidencia histórica y textual, y quitar a la Biblia su poder y significado real para nuestra época. Por eso, la pregunta en realidad tendría que ser: ¿Qué partes de la Biblia interpretan literalmente y qué partes figurativamente? Sin pretender analizar la Biblia versículo por versículo, permítanme decirles que los Científicos Cristianos consideran que los acontecimientos narrados en los Evangelios son hechos literales e históricos, como la mayoría de los cristianos lo consideran.

Creemos, no obstante, que la historia de Adán y Eva, por ejemplo, es una alegoría que tiene profundas implicaciones para nuestro progreso espiritual actual.

Pensamos que la verdadera necesidad no es consumirnos en debates sobre literalismo, sino enfocar la Biblia de manera que transforme nuestra vida. La Biblia cobra un significado cada vez más profundo, especialmente cuando tratamos de vivir su mensaje cada instante. A veces, un pasaje que no ha tenido mayor importancia para nosotros puede adquirir un significado nuevo en un momento de necesidad o cuando oramos. Yo diría que, en general, los Científicos Cristianos toman la Biblia muy en serio; la estudian todos los días y se esfuerzan porque su vida no se aparte de sus enseñanzas. Para ellos, el estudio de la Biblia es una empresa que les lleva toda la vida, en la que el significado mismo de la Biblia —hallado en los acontecimientos históricos y en sus parábolas— se profundiza en la medida en que uno progresa espiritualmente; no se toma como base para discusiones dogmáticas.

De una charla que se dio a una clase universitaria

Pregunta: La curación en la Ciencia Cristiana, ¿acaso no se trata más que nada de una cuestión de optimismo humano?

Respuesta: Creo que a veces quienes no están familiarizados con la Ciencia Cristiana tienen la impresión de que es algo parecido a eso, pero, en realidad, no va de acuerdo con lo que experimenta el Científico Cristiano. La curación viene continuamente a la vida de un Científico Cristiano. Se manifiesta en sus hijos; en sus relaciones con los demás; en curaciones de casos graves de enfermedades llamadas fatales entre sus amigos y otros miembros de su iglesia. Hay mucho de alentador en estas curaciones que nos hacen sentir que la Ciencia Cristiana es sustancial, que es real, que hay un Principio del ser que aprender y al cual dedicarse. Ahora bien, no creo que haya nadie en su sano juicio que vaya a decirles que la experiencia humana es idílica. La experiencia humana es dura, y desde sus mismos comienzos el cristianismo la ha considerado dura. La Biblia dice que el postrer enemigo que será destruido es la muerte. Por eso, no es sobre la base de mirar al mundo con lentes color de rosa que los Científicos Cristianos confían en la curación espiritual. Ellos se dan cuenta de que en la Ciencia Cristiana hay más que suficiente para alentarlos, para darles el entendimiento de que están sostenidos, y para sentirse profundamente agradecidos a este poder que ha venido a sus vidas.

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