La gente consume mucho tiempo y energía buscando el "empleo apropiado". Algunos lo encuentran. Otros no quedan satisfechos.
Se da mucha importancia al currículum vitae y a la experiencia, a los logros alcanzados y hasta a las equivocaciones del pasado. Pero, ¿qué decir de la oración? ¿Es justo esperar que el recurrir a Dios realmente nos ayude cuando tratamos de saber qué pasos debemos tomar en nuestra profesión? Cuando buscamos un nuevo empleo o tratamos de lograr un ascenso en el empleo actual, damos los datos de nuestras credenciales con la mayor exactitud posible. Pero sabemos que ciertas cosas, tal vez algunas de nuestras mejores aptitudes, no se pueden apreciar con suficiente claridad por escrito o en una entrevista.
Entonces, ¿acaso no es más importante el apreciar mediante la oración estas aptitudes que el currículum y las entrevistas? Por supuesto que es necesario tomar los pasos prácticos y apropiados pero, en el análisis final, se debe dar prioridad a la comprensión, por medio de la oración, de que el hombre es el hijo de Dios, Su expresión espiritual o reflejo y que, por lo tanto, incluye todos los atributos divinos e infinitos, tales como inteligencia, armonía, fortaleza. Podemos reclamar estas cualidades como propias y esforzarnos para practicarlas fielmente en nuestra vida.
Algunas personas creen que si han cometido equivocaciones en el pasado jamás podrán tener un buen empleo. Pero si hemos aprendido de nuestras equivocaciones y no las repetimos, la ley divina nos exime de que sigamos sufriendo a causa de ellas. Y en cuanto a las equivocaciones que cometamos en nuestro empleo actual, podemos aprender a descubrirlas y corregirlas. El estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, nos ayuda a comprender que Dios siempre nos conoce como somos realmente, Su idea pura y perfecta. La comprensión de que ahora somos y siempre hemos sido la expresión perfecta de Dios, destruye el temor de que las equivocaciones pasadas puedan impedir nuestro progreso, y aumenta nuestra confianza en el poder de Dios, la Verdad divina, para borrar tales equivocaciones.
Si bien Dios, la Mente divina, no designa a una persona para que sea abogado, vendedor o carpintero, El es la fuente de ideas correctas e inagotables, ideas que podemos comprender y que nos guiarán a las oportunidades para las que estemos preparados. De modo que podemos confiar en que la orientación de Dios resultará en una posición que nos conducirá a nuestro crecimiento espiritual. Un trabajo realmente satisface cuando nos motiva a que desarrollemos nuestras aptitudes y seamos más útiles a Dios y a la humanidad.
Lo que nos dice la Sra. Eddy acerca de Dios nos ayuda en las situaciones humanas. "El es toda la Vida y toda la Mente que hay o puede haber", ella escribe. Y más adelante agrega: "Si El es Todo, no puede tener consciencia de cosa alguna desemejante a Sí mismo; porque si El es omnipresente no puede haber nada fuera de Sí mismo.
"Ahora bien, este mismo Dios es nuestra ayuda. El nos compadece. El tiene misericordia de nosotros y dirige todas las actividades de nuestra vida".La unidad del bien, págs. 3–4.
Cuando comprendemos mejor a Dios y nuestra identidad espiritual, cuando oramos sistemáticamente y deseamos expresar sinceramente nuestro verdadero yo en la vida diaria, somos guiados a la actividad que nos presenta la mejor oportunidad para expresar, en mayor medida, lo que realmente somos, y así bendecimos a todos los que nos rodean.
Afirmados en tal comprensión, nos sentimos libres para confiar en Dios cuando enfrentamos los obstáculos que se presentan para encontrar el empleo adecuado a nuestras necesidades y talentos. Si tenemos la seguridad de que Dios es el Padre y Madre de todos, esta comprensión espiritual corrige la discriminación de raza, antecedentes étnicos, sexo o edad. Cuando nos aferramos a la verdad del ser con la oración, encontramos la libertad para expresar esa verdad en el trabajo y en cualquier otra parte.
Por ejemplo, si la discriminación sexual es un obstáculo, podemos comprender el hecho espiritual de que el hombre creado por Dios, nuestro ser verdadero, es completo, y expresa tanto cualidades masculinas como femeninas. Nuestro ser verdadero es la imagen de nuestro Padre-Madre Dios. Esto se hace evidente humanamente en la fortaleza, iniciativa y valor que generalmente se consideran cualidades masculinas, y en la amabilidad, intuición y consideración que a menudo se ven como cualidades femeninas.
A veces parece que es necesario hacer un gran esfuerzo para vencer la discriminación por la edad. A las personas jóvenes se les niegan oportunidades para las que tal vez estén bien preparadas, pues se las considera muy jóvenes, y a la gente de edad más avanzada se la clasifica como muy vieja para trabajos duros. Los ejemplos de la Biblia referentes a aquellos que vencieron las limitaciones de la edad incluyen a David, cuya juventud no fue obstáculo para vencer a Goliat, y a Moisés, de quien la Biblia relata que tenía ochenta años de edad cuando condujo al pueblo de Israel fuera de Egipto. Ambos llevaron a cabo la tarea que Dios les dio. Ninguno de los dos era "demasiado joven" o demasiado viejo" para cumplir con su tarea.
En Ciencia y Salud la Sra. Eddy nos ayuda a comprender por qué es así. Ella escribe: "La Vida y sus facultades no se miden con calendarios. Lo perfecto y lo inmortal son la semejanza eterna de su Hacedor". Y en el siguiente párrafo continúa: "El medir la vida por años solares roba a la juventud y afea a la vejez".Ciencia y Salud, pág. 246.
Puesto que el ser verdadero del hombre es eterno, tenemos la oportunidad gloriosa, mediante la Ciencia divina, de comprender que poseemos la vitalidad, flexibilidad y espontaneidad — así como la sabiduría, fiabilidad y estabilidad — para hacer cualquier tarea que se presente. Podemos empezar a demostrar esto en nuestra vida y contribuir a que se destruyan las limitaciones de la edad.
Ese período de tiempo en que esperamos un empleo, o una promoción, es de gran valor para establecer firmemente estas verdades en el pensamiento; para aferrarnos a la verdad de que Dios es la única Mente. El único que dirige nuestro camino. El nos da la sabiduría, percepción e intuición que necesitamos para encontrar el mejor lugar para utilizar nuestra capacidad, aun cuando creamos que no es el empleo que queremos.
El Salmista nos dice que "ni de oriente ni de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez". Salmo 75:6, 7. Y nuestro Maestro, Cristo Jesús, nos asegura: "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino". Lucas 12:32. Dios tiene oportunidades infinitas para todos nosotros y nos guiará a nuestro lugar específico si escuchamos su dirección y la obedecemos.
Cuando se nos ofrece un empleo que creemos que es el acertado, podemos aceptarlo con confianza, aunque parezca insignificante a la podemos aceptarlo con confianza, aunque parezca insignificante a la vista del mundo, o de tales proporciones que exceda todo lo que jamás hayamos esperado. El Apóstol Pablo escribe: "Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios". 2 Cor. 3:4, 5.
Nuestra "competencia" para encontrar y mantener un empleo productivo radica en las cualidades que derivamos de Dios. La inteligencia nos capacita para realizar eficazmente la tarea que tenemos por delante. El desinterés contribuye a que estemos dispuestos a trabajar sin tener en cuenta quién recibe el crédito y sin desanimarnos por el exceso de tareas. La mansedumbre y humildad nos capacitan para que estemos libres de ese orgullo que se enardece de justificación propia cuando se nos corrige, o de resentimiento cuando desempeñamos el segundo papel y no el de estrella principal.
Una parte vital de nuestra suficiencia es nuestra habilidad para aferrarnos a la verdad de que podemos confiar en el gobierno de Dios y ver su influencia en la organización que nos emplea. Si nos parece que la gerencia o los colaboradores cometen errores ignorante o deliberadamente, podemos saber, mediante la oración, que el poder de Dios sacará a luz y corregirá toda anormalidad. Podemos confiar en que Dios nos dará la sabiduría y el valor para hablar o permanecer en silencio, según se requiera y por el tiempo que se requiera, mientras nos aferramos a la verdad del gobierno total de Dios sobre toda la organización.
Nuestra suficiencia incluye paciencia y amor hacia nuestros colaboradores, y la disposición para verlos como Dios los conoce. El sentido espiritual nos abre los ojos para comprenderlos de esa forma. Dios, el Amor divino, ama a todos Sus hijos. Nosotros reflejamos el Amor. De manera que podemos comprender el motivo de la reacción o comportamiento de un colaborador que no está actuando como la semejanza de Dios, y ver allí mismo la realidad del hombre creado por Dios. Podemos ser compasivos e indulgentes, cualidades que inspiran a los demás a ser compasivos e indulgentes con nosotros cuando no hacemos las cosas tan bien como quisiéramos hacerlas.
Aun cuando hayamos hecho este trabajo preparativo, tenemos que proteger diariamente el reconocimiento de nuestra capacidad otorgada por Dios, aun cuando parezca que hemos encontrado "el trabajo acertado". Si los conflictos o problemas parecen provenir de una persona o camarilla con el fin de perjudicarnos para servir sus intereses egoístas, podemos reconocer esta actividad de la mente carnal como una sugestión mental agresiva. Todo lo que puede hacer es sugerir sus intenciones destructivas. No puede obligarnos a aceptarlas si tenemos nuestros pensamientos llenos de la verdad de que Dios es la Mente divina y que el hombre es el reflejo de Dios, como aprendemos en la Ciencia Cristiana.
Si oramos diligentemente sobre un problema, alguna solución se presentará. Quizás veamos cómo adaptarnos a una situación, cómo cambiar de rumbo o hasta cómo encontrar otro empleo. Pero no debemos pensar que Dios nos ha abandonado si encontramos desafíos severos en nuestro trabajo. Lo que aprendemos en el trabajo o las cualidades que desarrollamos, quizás sea lo que necesitamos para crecer en nuestra comprensión sobre cómo demostrar el poder de Dios en mayor medida. Entonces, si las cosas no van "viento en popa", tal vez estemos aprendiendo una valiosa lección que nos servirá para nuestro futuro progreso.
Aun cuando el resultado sea que debemos dejar una organización, podemos irnos con dignidad y sin resentimientos. Y podemos aceptar nuestra próxima oportunidad con más sabiduría, compasión, gozo y una mayor confianza en el bien. Dios nos ama. Cuando aprendamos en mayor medida quiénes somos realmente, veremos que El provee todo lo que necesitamos para servirlo a El con éxito, dondequiera que El nos guíe.
Aparezca en tus siervos tu obra,
y tu gloria sobre sus hijos.
Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros,
y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
sí, la obra de nuestras manos confirma.
Salmo 90:16, 17
