Por ocho años sufrí de lo que había sido diagnosticado como una úlcera sangrante. Había tomado cada medicamento conocido para úlceras durante esa época, pero no me sentía mejor. Un médico me aconsejó que una operación era mi única esperanza, aunque me dijo que solamente había un cincuenta por ciento de probabilidades de que la operación tuviera éxito. Yo era divorciada con dos niños pequeños, no tenía a nadie que pudiera cuidar de ellos si yo ingresaba en el hospital, y no recibía mantenimiento para ellos. Informé al médico que pensaría lo de la operación y que le haría saber más tarde mi decisión.
Volví a mi trabajo, y relaté a uno de mis compañeros de trabajo lo que me había dicho el médico. Mi amigo era un hombre bueno, con un maravilloso talento para escuchar. Esta vez, él simplemente puso una pequeña revista en mi escritorio y dijo: “Aquí tiene usted, ya ha probado otras cosas; pruebe esto ahora”.
Era un ejemplar del Christian Science Sentinel. Lo abrí y empecé a leer. Había citas de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Muchas de las declaraciones me parecieron razonables. Hice una pausa en mi lectura, lo suficientemente larga para preguntar a mi amigo dónde yo podía obtener un ejemplar de Ciencia y Salud. Me recordó que me había dado el libro un mes antes, y que se lo había devuelto diciéndole que no había entendido ni una palabra. Me dijo que por eso esta vez me había dado el Sentinel.
Pregunté a mi amigo acerca de los practicistas de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). También él me habló sobre las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana, y recordé que había una al doblar la esquina de donde yo trabajaba los sábados en un trabajo de tiempo parcial.
Finalmente llegó el sábado, y estaba ansiosa por ir a la Sala de Lectura. Fui a almorzar más temprano. En la Sala de Lectura, me dirigí a la bibliotecaria y comencé a contarle todo a ella. La pobre señora casi no tuvo oportunidad de hablar. Le pregunté cómo obtener un ejemplar de Ciencia y Salud, así como ejemplares del Christian Science Journal y el Sentinel. Ella me invitó al culto dominical que tendría lugar en su iglesia filial el próximo día. Le prometí que iría.
A la mañana siguiente, llegué a la iglesia justamente cuando el Primer Lector decía: “Los miembros de esta iglesia sinceramente les dan la bienvenida”. Sentí que se estaba dirigiendo directamente a mí.
Cuando comencé a leer Ciencia y Salud, acepté las palabras iniciales como una firme promesa (pág. vii): “Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones”. Entonces leía el libro en cada oportunidad que se me presentaba. Me apresuraba después del trabajo, antes que llegara cualquiera de los que viajábamos juntos en el mismo auto, para tener algunos minutos para leer. Una tarde, cuando leía en el automóvil, se me ocurrió que no podía recordar cuándo había sentido dolor. Traté de recordarlo pero no pude, por lo tanto seguí leyendo.
En otra oportunidad estaba leyendo Ciencia y Salud en la casa, cuando recordé que no había tomado mi medicamento. Cuando me levanté, me vino al pensamiento que debía decidir dónde ponía mi confianza. Tomé el cesto de la basura de la cocina, junté todas las medicinas, y las eché en el cesto.
En corto tiempo me di cuenta de que estaba libre de dolor, libre de enfermedad y libre de temor. También me sentía mucho más feliz. Los niños y yo comenzamos a visitar lugares juntos, jugar juegos y hacer muchas cosas agradables que nunca antes habíamos hecho. Comenzamos a asistir a la iglesia con regularidad. No mucho tiempo después, me volví a casar, y en mi mediana edad nació una linda hija. Mi esposo y yo estamos activos en una iglesia filial (cuando nos casamos, él era miembro de otra religión). Nuestra hija es alumna en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. También he tenido la maravillosa experiencia de haber recibido instrucción en clase de Ciencia Cristiana.
Estoy muy agradecida a Dios porque la Sra. Eddy ha compartido su descubrimiento de la Ciencia Cristiana con el mundo. Estas enseñanzas verdaderamente nos dan una comprensión práctica de las palabras y obras de las palabras y obras de Cristo Jesús.
St. Louis, Misuri, E.U.A.