Estaba en otro país, sin ahorros, y me habían despedido de mi empleo. La habitación donde me hospedaba era parte del contrato salarial. Ahora sólo tenía dos semanas para encontrar un lugar donde vivir y la manera de pagar por él.
No recuerdo ahora cómo oré, pero sé que ciertamente ¡oré! Con mi familia a miles de kilómetros de distancia, estaba sola, y tenía miedo. Fue entonces cuando empecé a comprender que mi hogar no estaba realmente definido por las paredes donde pudieran estar mis pertenencias. Mi hogar era donde yo vivía mentalmente.
Necesitaba establecer mi hogar en el pensamiento como un concepto espiritual, y comprender que, debido a que Dios es la fuente de todo bien, nada podía faltarme, incluso un hogar. Ciencia y Salud por la Sra. Eddy explica: "La comprensión, aun en cierto grado, del Todopoder divino destruye el temor y planta nuestros pies en la senda verdadera — la senda que conduce hacia la casa no hecha de manos, 'eterna, en los cielos'".Ciencia y Salud, pág. 454.
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