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Demos un lugar al Cristo

Del número de febrero de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Estaban haciendo un censo del gobierno romano en Belén. La ciudad estaba atestada. Así que Cristo Jesús nació en un establo. Lo acostaron en un pesebre donde había heno para los animales. "No había lugar.. . en el mesón". Lucas 2:7.

Esta parte de la historia — no había lugar para el Salvador de la humanidad, incluso cuando era bebé, en la atestada Belén — hace recordar a los cristianos un hecho familiar e irónico. El modo de ser del mundo no ha cambiado. Todavía parece haber muy poco lugar para el espíritu del Cristo.

En lo que respecta a la política y al gobierno podríamos preguntarnos: ¿Queda algún lugar para lo sencillamente verdadero? ¿O tiene siempre la verdad que "empaquetarse" y presentarse de tal manera que atraiga al mayor número de personas?

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