Aunque sea obvio, no me deja de maravillar que la Biblia haya perdurado tanto tiempo. Tal vez mi reacción hecho de que vivo en el siglo veinte, en donde todo parece estar en un estado de cambio.
Se pueden dar muchas explicaciones sobre la permanencia de la Biblia. Para mucha gente, la razón principal es que la Biblia es la Palabra de Dios. Pero hay, por lo menos, una razón más que se destaca: la Biblia es una afirmación de la libertad. Apela a la convicción de que no se puede tener a la gente en cautiverio para siempre. La iluminación espiritual trae este hecho a la vanguardia del pensamiento.
La Biblia sí presenta una descripción clara del desatino humano. Muestra la falibilidad de los mortales, la triste historia de gente que confía en todo menos en la misericordia, la justicia y el amor de Dios. Pero, al igual que la aguja de la brújula que siempre señala hacia el norte, por más que demos vuelta y movamos la brújula, la Biblia siempre vuelve a este mensaje central de libertad.
La libertad que se halla en la Biblia tiene un propósito divino. Es una libertad que exalta la bondad infinita y la realidad de Dios, una realidad que incluye a cada persona. Aun los Diez Mandamientos, que a menudo se consideran limitaciones o prohibiciones, se presentan como leyes de liberación. Su preámbulo reafirma el poder de Dios para traer libertad: "Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué.. . de casa de servidumbre". Ex. 20:2.
Desde este punto de vista comenzamos a comprender la libertad que trae la Ciencia Cristiana. La Ciencia confirma nuestro instinto natural de que deberíamos estar libres de pecado, enfermedad y muerte. La educación en la Ciencia Cristiana abre el camino a esta independencia y libertad espirituales.
Podemos leer el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, desde este punto de vista. Su autora luchó por los derechos humanos del hombre, y obtuvo su inspiración de la Biblia. Aun antes de descubrir la Ciencia Cristiana, ya se había pronunciado en contra de la esclavitud en los Estados Unidos. En sus escritos hay partes donde presenta la curación espiritual y la reforma moral con fuertes palabras de protesta contra la tiranía política, social, sexual, industrial, médica y educativa. Aun así, no creyó que la reforma vendría por medio de la protesta violenta o del conflicto físico. Ella percibió que la humanidad se liberaría del mal a medida que el poder espiritual de Cristo viniera a las vidas humanas.
La Ciencia Cristiana presenta la liberación mental, moral y física en el contexto de la salvación espiritual. Este es un mensaje fundamental de Ciencia y Salud: "Clamó el apóstol: 'He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación' -queriendo decir, no que los hombres tengan que prepararse ahora para la salvación o seguridad en un mundo futuro, sino que ahora es el tiempo de experimentar esa salvación en espíritu y en vida. Ahora es el tiempo para que los llamados dolores y placeres materiales desaparezcan, pues ambos son irreales por ser imposibles en la Ciencia. Para romper este embeleso terrenal, los mortales tienen que adquirir la verdadera idea y el Principio divino de todo lo que realmente existe y gobierna armoniosamente al universo".Ciencia y Salud, pág. 39.
Necesitamos un idealismo espiritual y radical que esté basado en la experiencia y la curación cristiana. Ese idealismo espiritual y demostración práctica exigen un sistema igualmente radical de educación, para aquellos cuyas vidas se vuelven a la Verdad y al Amor divinos como su propia Vida para determinar el propósito de sus vidas. Este tipo de educación no se puede reducir simplemente a métodos convencionales de enseñanza, sino que es una instrucción que emana del pensamiento espiritualizado y del propósito cristiano de cada persona. Estos se desarrollan en nosotros a medida que comenzamos a responder al deseo de ser libres, de hacer frente al mal sin temor, comprometidos con ese cristianismo que hoy ve la necesidad de restablecer la curación del Nuevo Testamento.
Como Gideón en el Antiguo Testamento, quien vio a sus fuerzas militares reducidas a lo esencial antes de enfrentar al enemigo para lograr una libertad espiritual y moral, Ver Jueces, cap. 7. la instrucción en clase Primaria en la Ciencia Cristiana es, de igual modo, frugal y reducida a sus elementos esenciales. Es una forma única de educación ética y espiritual creada para desarrollar el sentido espiritual que ya existe en hombres y mujeres. La instrucción en clase no nos informa simplemente sobre la Ciencia Cristiana; nos capacita para que ordenemos y dirijamos el bien espiritual que ya se ha vislumbrado en nuestro estudio de la Ciencia Cristiana.
Tal educación, ¿no nos mostraría la manera de ceder al poder y la gracia de Dios? Nos revelaría con seguridad nuestra capacidad innata para servir a Dios y desempeñar un papel importante en el mejoramiento de la humanidad. También sería una educación que permite al individuo ser responsable de su propio pensamiento y acción, aumentar la iniciativa personal y ajustar cuentas con Dios y Su ley divina. Esto da impulso a la liberación moral y física.
Si usted ha pensado sobre la instrucción en clase, ahora es el momento de comprender más profundamente que es una educación que trae libertad, la libertad de servir a Dios y al prójimo por medio de la más profunda curación y regeneración cristiana.