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Instrucción en clase Primaria: una educación que libera

Del número de febrero de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Aunque sea obvio, no me deja de maravillar que la Biblia haya perdurado tanto tiempo. Tal vez mi reacción hecho de que vivo en el siglo veinte, en donde todo parece estar en un estado de cambio.

Se pueden dar muchas explicaciones sobre la permanencia de la Biblia. Para mucha gente, la razón principal es que la Biblia es la Palabra de Dios. Pero hay, por lo menos, una razón más que se destaca: la Biblia es una afirmación de la libertad. Apela a la convicción de que no se puede tener a la gente en cautiverio para siempre. La iluminación espiritual trae este hecho a la vanguardia del pensamiento.

La Biblia sí presenta una descripción clara del desatino humano. Muestra la falibilidad de los mortales, la triste historia de gente que confía en todo menos en la misericordia, la justicia y el amor de Dios. Pero, al igual que la aguja de la brújula que siempre señala hacia el norte, por más que demos vuelta y movamos la brújula, la Biblia siempre vuelve a este mensaje central de libertad.

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