No es trivialidad insustancial
ni meras palabras de consuelo
este gran mandato,
Que vino a
Abraham como a María
y aún hoy requiere
Visión inspirada, amor perfecto,
deseo de aprender
dónde se deben buscar nuestros tesoros.
Más bendiciones de las que ya conocemos
provienen de este solo llamado
"No temáis".