Los pilares de nuestra iglesia
no son de mármol ni de acero;
ni aun los miembros,
¡pero sí sus oraciones!
Oraciones que alcanzan
reinos de regocijo:
la presencia del Amor infinito.
Oraciones por las cuales
los más sinceros esfuerzos
alcanzan una mayor comprensión
del hombre en su relación con Dios.
Las oraciones de cada miembro
sostienen con vitalidad
las esperanzas y apogeos
de la iglesia.
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