Por más de seis décadas la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) ha bendecido cada faceta de mi experiencia. Jamás podría expresar completamente mi gratitud con palabras.
Me casé durante la Segunda Guerra Mundial. Después de haber vivido en un departamento por unos cuantos años, mi marido y yo sentimos que había llegado el momento de pensar en un cambio. Como mi marido había sido carpintero antes de alistarse en las fuerzas armadas, pensamos que podríamos aprovechar su habilidad para construir una casa o reformar una antigua.
Mi esposo no era estudiante de Ciencia Cristiana, pero ya había reconocido lo útil que había sido la Ciencia en nuestro matrimonio. De modo que estaba muy de acuerdo en que recurriera a la oración para cada paso que tuviéramos que dar en esta empresa. Oré, pidiendo a Dios que nos guiara, y vi con claridad la dirección que debíamos seguir.
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