He sido estudiante de Ciencia Cristiana desde hace unos cincuenta años, y estoy muy agradecida por todas las curaciones que he tenido. La primera curación que tuve en la Ciencia Cristiana fue de corazón dilatado y de un problema en las válvulas. Las curaciones que siguieron fueron de jaquecas, bronquitis crónica, carencia, fiebre del heno, sordera, dolores de oídos, tristeza, amigdalitis y una protuberancia en el pecho.
Hace unos cinco años sané de los efectos de una apoplejía. Permanecí en un sanatorio para Científicos Cristianos mientras superaba este problema. Al segundo día de mi estadía, pude mover un poco el pie, lo que antes no había podido hacer. Al quinto día pude levantar el brazo por encima de la cabeza. Oraba y estudiaba todos los días la Lección Bíblica cuyas citas aparecen en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana. Al cabo de un mes, pude caminar de nuevo normalmente, y había sanado por completo. Esta curación ha sido permanente.
“Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina” (Salmo 107:20) Por todas las bendiciones que recibo sólo puedo decir: “Muchas gracias, Dios”.
Laguna Hills, California, E.U.A.
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