que mi pensamiento un pesebre pueda ser
como el pesebre de nuestro Señor,
dando la bienvenida al Cristo eternal
por siempre recién nacido.
Yo ruego
que mi pensamiento un pesebre pueda ser,
lo bastante humilde para recibir
la bendición de cada ángel enviado
por el Amor, para enseñar y sanar;
lo bastante suave para acunar
el Advenimiento — brote naciente;
del Amor, fruto ascendente;
lo bastante fuerte para encerrar
de Su gracia la dispensación.
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