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Sanemos al paciente, ausente o presente

Del número de abril de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Científicos Cristianos a veces reciben solicitudes de curación por medio de la oración, de pacientes que se hallan a cientos y a veces miles de kilómetros de distancia. Aun cuando la solicitud es de alguien que está más cerca, la curación puede ocurrir sin que el paciente esté presente con el sanador. ¿Cómo se logran esas curaciones?

La verdadera curación espiritual siempre depende de la presencia de Dios. El Espíritu divino está presente en todo sitio y en todo momento; es infinito, nunca está confinado a un espacio limitado. Entonces, ¿cuál es la función del sanador espiritual? ¿Es acaso un intermediario humano — un mediador — que establece una conexión entre Dios y el hombre? ¡No! Eso es exactamente lo que el sanador no es. Dios está siempre presente y Su reflejo, el hombre, nunca puede estar separado de El.

Tomemos, por ejemplo, el caso en que Cristo Jesús sanó al hijo del noble. Ver Juan 4:46-53. El niño estaba gravemente enfermo. Cuando el padre, desesperado, supo que Jesús estaba en Caná de Galilea, fue allí desde su casa en Capernaum (a una distancia como de 30 kilómetros), y le rogó a Jesús que viniera a sanar a su hijo, quien, la Biblia dice que estaba “a punto de morir”. Pero Jesús no fue.

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