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Enseñemos a los niños respetando su semejanza con Dios

Del número de julio de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El debate sobre la calidad en la educación continúa. ¿Qué es lo que debiera seguir tal como está y qué es lo que debiera cambiar — en el presupuesto para la enseñanza, en los programas de estudio, en las clases — de modo que los niños realmente puedan aprender y crecer? Hay un ingrediente que probablemente a todos nos agradaría ver en las escuelas, aunque no nos pongamos de acuerdo acerca de cómo debe ser puesto en práctica. Ese ingrediente es el amor. Pero con todos los desafíos que hoy en día afrontan las familias y las escuelas, parecería que hasta el amor está escaseando.

En esta Reseña, una maestra contempla las exigencias de la enseñanza y la necesidad de amor, a la luz de lo que ella está aprendiendo a través de su estudio de la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens). Durante los últimos once años, la ha enseñado clases de variada índole; y durante dos de ellos enseñó a niños con problemas de aprendizaje que sufrían de ciertas condiciones tales como dislexia. Ha trabajado también durante cuatro años con niños considerados talentosos. En estos momentos es especialista en educación para niños talentosos de un extenso sistema para escuelas públicas en los Estados Unidos.

Su enfoque de la enseñanza ¿difiere en forma radical según los niños con quienes está trabajando?

Mi enfoque básico se adapta a niños disléxicos, a niños con problemas de aprendizaje, a niños intelectualmente dotados, a todos los niños. El enfoque básico es ver que cada individuo posee un potencial ilimitado, aunque aparentemente se trate de un alumno de sexto grado que lee como si fuese uno de primer grado o de un alumno de segundo grado que lee a un nivel de quinto grado. Como Científica Cristiana, oro para ver que mis alumnos expresan a Dios sin ningún límite.

Aprendí través de mi estudio de la Ciencia Cristiana que hay una Mente, o sea, Dios. La inteligencia no es una cualidad personal, algo que una persona posee. No es fisiológica ni biológica, no está expuesta a ningún daño, prenatal o postnatal. La inteligencia es una cualidad de la Mente divina que el hombre refleja.

¿Siente usted que sus expectativas pueden influir sobre el aprendizaje y la conducta de un alumno?

Las expectativas de un maestro respecto a un alumno pueden ayudar al niño a cambiar las expectativas que tiene respecto de sí mismo; y su desempeño será en consecuencia. También he comprobado que los padres gustosamente cambian sus perspectivas cuando ven una evidencia concreta de mejoría. Y esto es verdad no solamente desde el punto de vista académico, sino también para los problemas de conducta.

Tuve un niño — en la clase de los disléxicos — a quien se le había realmente prohibido volver a su escuela anterior porque había destrozado la pared de un baño; la repararon y la volvió a destrozar. Estaba muy enojado. No era un niño pequeño; estaba en quinto grado y era casi tan alto como yo y tenía un aspecto pendenciero. Al Principio me sentí un poco intimidada.

Este muchacho — detrás de su fachada de rudeza o de maldad — tenía una cualidad intrínseca de decencia, de sensibilidad a lo bueno y de gentileza. El aprecio y respeto por esas cualidades que le eran intrínsecas, horadaron esa fachada y sacaron a luz su carácter bueno y verdadero como hijo de Dios, hecho a Su imagen y semejanza. Traté de asegurarme de no abrigar hacia él expectativas negativas, a pesar de lo que los padres, maestros y directores dijesen de él. Me aproximé a él con la confiada expectativa de que él podía ser consecuente con su verdadero carácter. Comenzó a actuar, tanto desde el punto de vista académico como en su forma de comportarse, a total satisfacción de todos los interesados, especialmente sus padres.

Cada vez que uno acepta mentalmente algo que no sea la expresión de Dios, puede mirar a través de las apariencias humanas y percibir el verdadero carácter de la persona con quien se está tratando. No hay que dejarse desanimar por las apariencias. Siento que mi labor es no dejarme desconcertar por ellas porque sé que el hombre expresa la naturaleza infinita de la Monte, Dios.

A menudo, niños que fueron diagnosticados como disléxicos han tenido suficientes fracasos como para convencerlos de que tienen problemas de aprendizaje. Los padres están convencidos de que son “descapacitados”. Estos niños han tratado de pensar de un modo positivo y se han esforzado al máximo humanamente, pero muchas veces no dio resultado debido a que los esfuerzos se han basado en el falso sentido de creer en una mente separada de Dios. Las aptitudes de la mente humana simplemente no pueden compararse con las cualidades innatas al hombre espiritual.

Cada vez que uno expresa cualidades semejantes a Dios, se tiene la sensación de estar en lo correcto. Eso es evidencia de nuestra naturaleza verdadera, es decir, el hombre espiritual. Nos hace sentir bien. Nos hace sentir que hay algo que uno desea volver a hacer. Y esto va en aumento, continúa creciendo. Este enfoque requiere mucha paciencia y un trabajo continuo para ver todas las cosas correctamente. Pero la perfección innata está allí.

Asimismo, hay cosas que pueden hacerse en forma directa. Uno trata de acercarse a los niños, sin importar su edad, con gentileza y respeto. Para algunos de ellos, eso es un verdadero regalo. Los ayuda a levantar la moral el encontrar a alguien que respeta su identidad y su integridad y los trata con gentileza y con todas esas otras cualidades maravillosas que uno se esfuerza por expresar, a fin de hacer lo que hemos estado hablando de hacer.

¿Cómo se ve a sí misma en su papel de maestra?

Como maestra, debo servir de modelo en el sentido más elevado; o sea, tengo que tratar a los niños como a miembros de la familia de Dios. No les doy tratamiento en la Ciencia Cristiana, pero los amo por lo que son. Que alguien sea apreciado por sus cualidades semejantes a Dios, es un cumplido muy elevado. Es muy agradable estar en una atmósfera donde se nos trata con paciencia, gentileza, respeto, humor y alegría. A menudo les digo a los niños lo feliz que estoy de estar con ellos y cuánto disfruto con sus ideas y les agradezco por compartirlas.

También para mí es muy importante saber cada día de dónde proviene proviene mi inspiración, paciencia y gentileza. Cuando, al orar por mí misma, me identifico como la expresión del Amor y la inteligencia infinitos, puedo ir a la clase sabiendo que mi ayuda está al alcance de cualquier situación que se presente. Hay momentos en que debo ser firme. A los alumnos que no se portan bien les digo: “Ese no es el tipo de conducta que espero o que voy a tolerar”. No se trata de una clase donde cada uno hace lo que quiere y donde se acepta cualquier tipo de comportamiento. Debe ser estructurada, justa, basada en el amor, en una atmósfera donde la regla es el comportamiento correcto de cada uno con los demás.

¿Cómo se prepara espiritualmente para su tarea?

Cada día desde temprano debo tener bino claro en mi propio pensamiento la naturaleza de Dios, mi propia identidad como Su amada hija y mi relación con Dios. Entonces puedo responder de un modo efectivo a cualquier situación que se presente. He comprobado que la oración conduce a un estado de pensamiento que se vuelve cada vez más consistente, a una postura mental constante e inviolabel.

¿Sintió alguna vez temor por lo que tiene que enfrentar?

En realidad no. He alcanzado a ver que estoy revestida con la armadura de la Verdad. La oración de Cristo Jesús era humilde y firme. El estaba capacitado para proceder de manera efectiva frente a los desafíos que las circunstancias le presentaban. Cuando encontramos paz interior la llevamos con nosotros, tal como dice el Salmo veintitrés: “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días”. Salmo 23:6.

Me agrada pensar que el bien y la misericordia de Dios me están siguiendo y que eso se expresa hacia todos los que encuentre en la clase o en cualquier lugar donde yo esté. Trato de llevar conmigo un sentido de unidad con Dios, la fuente de todos las respuestas necesarias a los desafíos que se presentan durante el día. Tengo una sensación de paciencia y de confianza en que Dios está actuando.

Es útil reconocer que mi meta final no es cambiar a un mortal en un mortal mejor, sino ver la obra del Cristo en cada uno y dejar que Dios nos revele a todos nosotros lo que necesitamos saber, hacer y decir.

¿Qué indican los archivos de la escuela respecto a los resultados de su trabajo?

En las clases de los diagnosticados como disléxicos se tomaron exámenes de aptitud de lectura al comienzo y al final del año escolar y el resultado fue un promedio de dos años de adelanto en un años de adelanto en un año. El alumno a quien se le prohibió el acceso a su escuela anterior debido a su conducta agresiva y destructiva, alcanzó un progreso de cuatro años en un año. Antes no había sido un gran lector, pero cuando dejó la escuela estaba leyendo las obras de Mark Twain. Su padre vino a hablar conmigo y dijo: “¿Qué ha pasado con él? No puedo detener. Ahora lee en vez de mirar televisión”. En ese momento estaba leyendo Tom Sawyer.

¿Siente usted que ha crecido como resultado de esta tarea?

Oh sí. Pienso que ha habido dos áreas en las que he observado el mayor crecimiento dentro de mí misma. Aprendí a perder el miedo, a no tener temor ni sentirme intimidada. Segundo, me he dado cuenta de que, infaliblemente, Siempre hay una respuesta que responderá a la necesidad, y que Dios puede y va a revelármela. Estas son recompensas inapreciables por todo lo que se ha podido conseguir.

A propósito, recuerdo un caso. Durante este último año tuve un niño cuyos antecedentes indicaban que había sido víctima de abusos físicos por parte de ambos padres. Había una orden de detención para el padre y a la madre se le había prohibido ver al niño. El niño por su parte tenía dificultades de conducta con respecto a los otros niños. No era un niño fácil de tratar. Pero teniendo en cuenta mis experiencias pasadas, y sabiendo que allí mismo estaba el hijo de Dios, tuve con él una experiencia maravillosa.

El primer día de clase el niño se mantuvo reticente en muchas cosas. Después parecía estar bastante cómodo en nuestra clase. Pero luego fue a la clase de música y cuando regresé para hacerme cargo nuevamente de la clase, él estaba en el pasillo, sentado en una silla, totalmente acurrucado, y era bastante grande para ser un niño de segundo grado. En silencio le pedí ayuda a Dios. La respuesta fue que dijera: “Eras un buen muchacho. Yo sé que eres un buen muchacho. Eso yo lo sé”. No era simplemente una fórmula, porque yo sabía que él era un buen muchacho. En realidad, yo sabía que él era verdaderamente el hijo perfecto de Dios.

Un niño de quien los adultos han abusado puede no estar seguro si es bueno o no. Los niños a menudo tienden a condenarse a sí mismos: “¿Por qué me hacen esto los adultos? Debo haber hecho algo horrible y esa es la razón por la que me han tratado así”.

Oré para comprender más claramente el control que Dios tiene sobre todo. El verdadero hogar del niño tenía que estar junto al Padre-Madre Dios. En ningún momento estuvo fuera de él. Allí mismo estaba en los brazos del Amor. Y allí mismo él era la amorosa creación de Dios, innatamente buena.

Hubo cambios gratificadores. Ese niño se convirtió en líder en muchas maneras positivas. Era cariñoso y servicial. Intelectualmente, sobresalió en todas las áreas. Cada vez que me sentía preocupada respecto a su seguridad mientras estaba en su hogar, lo dejaba en manos de Dios, sabiendo que la Verdad estaba en acción. Yo sabía que ese niño estaba cuidado y amado por Dios. Y esta comprensión espiritual fue de gran ayuda.

He aprendido a no sentir temor ante ninguna situación o circunstancia — ya sea que se presente como problemas de aprendizaje o como antecedentes personales desdichados — que parezcan haber influido en el desarrollo del niño. Mi calma y mi confianza provienen del consuelo y la inspiración que he encontrado en la Biblia y de lo que he aprendido de los escritos de la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy. Por ejemplo, ella escribe: “El poder sanador es la Verdad y el Amor, y éstos no fracasan ni en las emergencias más grandes”.Escritos Misceláneos, pág. 5. Ella también escribe: “Tenemos que ‘orar sin cesar’. Tal oración es respondida en la proporción en que llevemos nuestros deseos a la práctica".Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 15.

He aprendido a creer de todo corazón que siempre hay una respuesta legítima para cada necesidad humana. Muchas veces todo lo que hice fue aferrarme a: “Padre, yo sé que hay una respuesta. Por favor, muéstramela. Si hay algo que yo pueda decir, si hay algo que yo pueda hacer, por favor, dímelo”. Luego sigo adelante, tratando de escuchar la dirección divina. Yo sé que hay una respuesta y que es eficaz. Tarde o temprano la respuesta ha de llegar — las palabras apropiadas que se deben decir, la manera correcta de hacer algo — y eso es tremendamente conmovedor.


Y le presentaban niños
para que los tocase;
y los discípulos reprendían a los que los presentaban.
Viéndolo Jesús, se indignó,
y les dijo: Dejad a los niños
venir a mí, y no se lo impidáis;
porque de los tales es el reino de Dios.

Marcos 10:13, 14

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